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[Opinión] Camila Bozzo: ¿Derecha divina?

“Todo indicaría que Keiko, y el sector menos radical de su partido, se estarían alejando del mensaje de violencia y de las posiciones extremistas de su otrora aliado electoral (Rafael López Aliaga)”

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Fecha Actualización
Ahora que se sabe que la causa del fraude no prosperará y que Castillo es el inminente presidente del Perú, se avizora una ruptura en el tándem conformado por la derecha de López Aliaga y la de Fuerza Popular. Todo indicaría que Keiko, y el sector menos radical de su partido, se estarían alejando del mensaje de violencia y de las posiciones extremistas y recalcitrantes de su otrora aliado electoral. Es natural, además, que el fujimorismo no quiera estar a la sombra de quien se ha autoproclamado líder de la oposición de derecha por los próximos años.
Las señales son claras. El último fin de semana Keiko y López Aliaga lideraron dos mítines separados. Ella deslindó de posiciones violentas y, a pesar de haber contribuido a la deslegitimación del proceso electoral con su campaña de fraude, afirmó que respetará los resultados de las elecciones una vez que el JNE se pronuncie. Por su parte, López Aliaga parece estar empeñado en seguir deslegitimando el proceso electoral; en un despliegue de su ya conocida virulencia retórica, insistió en el fraude y en que le robaron las elecciones. Además, ayer Keiko, a través de un tuit, reiteró que rechaza la violencia de sectores “contrarios o favorables a su causa” y deslindó de La Resistencia, una agrupación extremista y violenta que ha estado ligada a un sector del fujimorismo congresal del 2016-2020 pero que hoy es más cercana a López Aliaga.
¿Es esto la antesala de una división en la derecha? ¿Se posicionará López Aliaga como el representante de la ultraderecha? ¿El fujimorismo podrá convertirse en una derecha más moderada? ¿Podrá ser una oposición tenaz al gobierno de Castillo pero a la vez democrática? En los últimos años el fujimorismo se ha dedicado a obstruir y petardear a los gobiernos de Kuczynski y Vizcarra y ha llevado el país al abismo de la ingobernabilidad, y es legítimo dudar de su capacidad de reinventarse. Sin embargo, si logran despercudirse de los elementos más radicales y ultramontanos de su agrupación podrían lograrlo. Solo el tiempo lo dirá.