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Redacción PERÚ21

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Enrique Castillo,Opina.21ecastillo@peru21.com

Durante la etapa de la recolección de firmas para lograr la revocatoria, y una vez alcanzado el objetivo por parte de los promotores de la consulta, Villarán y su equipo dedicaron sus esfuerzos a manifestar que eran víctimas de mafias que querían detener las reformas en Lima, y de quienes buscaban volver a tener el control de la ciudad. Ahora, la alcaldesa acusa en su comunicado a las autoridades electorales por no actuar de manera independiente, objetiva e imparcial, y de atentar contra su derecho a expresarse libremente y el de la ciudadanía a estar informada.

Más allá de si todo lo anterior es verdad o no, creemos que no conviene a los intereses de la alcaldesa en este proceso de revocatoria, el mostrarse ante la opinión pública como una sufrida víctima de sus enemigos y las circunstancias. Ya le ocurrió al comienzo de su mandato –que fue lo que precisamente generó esta consulta– cuando la ciudadanía desaprobaba mayoritariamente su gestión por esa actitud de permanente acusación y queja.

La población se identifica y apoya a las autoridades que luchan y que se sobreponen a las circunstancias, y no a las que hacen del llanto y la queja su política. Si hay una arbitrariedad o una injusticia hay que denunciarla, pero hay que mirar hacia adelante y continuar con la marcha, haciendo lo que se debe hacer, ente caso, darle la cara a la ciudad, caminar Lima y rendir cuentas de la gestión sin demora, porque el tiempo es corto. Con ceremonias y repartiendo medallas poco es lo que va a lograr.