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Entre bandidos
El empacho de bonanza económica ha disimulado dos hechos relacionados y ampliamente reconocidos: el importante incremento de actividades delictivas (narcotráfico, minería ilegal, extorsión, sicariato y otras) y el despilfarro producto de las mismas. No obstante, la bonanza fue real para todos, buenos y bandidos.
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Juan José Garrido,La opinión del directordirector@peru21.com
Hasta los noventa, las actividades delictivas eran un arma de doble filo: abundantes rentas en cash, en una realidad que hacía difícil esconder el botín, obligaban al delincuente a mantener un perfil relativamente bajo para no levantar sospechas. Existían, por supuesto, los bandidos que vivían a todo lujo; sin embargo, conformaban una minoría.
Hoy, los beneficiados de las rentas ilegales no tienen reparo en exhibir sus riquezas plenamente. El actual crecimiento ha incrementado los ingresos de todos, buenos y bandidos. El caso de Hugo Quintana, asesinado de 17 balazos a plena luz mientras manejaba un Lamborghini, es el más reciente; a pesar de no tratarse del único, resulta emblemático: manejaba una fortuna sobre cuatro ruedas, sin placas, como si las cosas siempre salieran a su manera. Y, por lo que sabemos, tenía justificadas razones para pensar así. Ligado a mafias de visas y narcotráfico, andaba tranquilo como en su casa.
El problema no se resolverá, como es lógico, poniendo a todo aquel que disfrute de sus rentas tras un manto de sospecha. De nuevo, durante esta década todos han mejorado sus ingresos, unos más que otros, y la gran mayoría de manera honesta. Durante el último año el crédito para jóvenes se incrementó en 42%, principalmente para la compra de autos. ¿Vamos a poner el trabajo de todos estos jóvenes bajo duda? Sería una locura.
La única manera de distinguir a buenos de bandidos es a través de nuestras instituciones. Claro, esto es, si funcionaran, en primer lugar. En el caso de Quintana, sabemos que no. ¿Cuántos más como él? La bonanza hace difícil distinguirlos y nuestras taras sociales empeoran la situación. Esto, por lo que vemos, solo tiende a empeorar.
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