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[Opinión] Richard Arce: Vientos nuevos en Chile
“Es innegable no sentir una envidia sana al ver que la izquierda moderna y progresista toma el poder en Chile, teniendo de referencia al gobierno de Castillo que representa todo lo contrario”.
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La asunción de mando del presidente Gabriel Boric en Chile –hoy viernes– genera mucha expectativa en la región por lo que representa un nuevo gobierno de izquierda en pleno proceso constituyente y que, por cierto, someterá a plebiscito esta nueva Constitución.
Son dos hitos importantes, uno que cambia el mapa político después del gobierno de Piñera y la nueva Carta Magna, que ya resalta por el mensaje inclusivo, desde la presidenta de la Asamblea Constituyente, una indígena mapuche, y, lo más importante, poner énfasis en una nueva Constitución plurinacional, intercultural, inclusiva y representativa para las minorías tradicionalmente excluidas.
Es paradójico que las palabras proféticas de Salvador Allende –en su último discurso– estén más vigentes que nunca. “Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor”, por los vientos nuevos y la esperanza que significa el triunfo de la izquierda y la nueva conducción de Chile.
La esperanza radica en la propuesta de un Estado de bienestar para Chile, tomando la experiencia europea –corrigiendo sus falencias–, promoviendo un gobierno ecologista, feminista y regionalista. La mayor credibilidad que tiene Boric está en la racionalidad de sus acciones políticas desde la moderación, después su giro estratégico al centro para buscar la unidad de país y sobre todo su responsabilidad en el manejo económico con la nominación de Mario Marcel –expresidente del Banco Central– para garantizar la estabilidad del país.
Es innegable no sentir una envidia sana al ver que la izquierda moderna y progresista toma el poder en Chile, teniendo de referencia al gobierno de Pedro Castillo, que representa todo lo contrario, una izquierda anacrónica, anquilosada y radical que usó el discurso demagógico para llegar al poder y ahora tiene un gobierno sin rumbo y con permanentes escándalos de corrupción.
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