(GEC)
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Por: Marisol Pérez Tello

Lo urgente para enfrentar la pandemia es tomar medidas oportunas y es lo que está haciendo el Gobierno. La autoridad se debe sentir sin abuso, dando mensajes de esperanza pero también soluciones; conscientes de que la necesidad y el miedo son malos consejeros.

Tienen miedo y necesidad quienes no saben cómo llegarán a mañana, sin plata, sin trabajo, sin la posibilidad de endeudarse, fuera de los programas sociales, al margen del Estado. La informalidad deja a una población expuesta que come del trabajo del día a día al igual que gran parte de la migración desordenada en su mayoría desempleada o acogida por la informalidad. Las cárceles hacinadas con más de 90,000 personas. Están expuestas al contagio y con esto a la muerte. Todos deberían ser atendidos porque es nuestro deber, por solidaridad o por sentido común.

Son urgentes las medidas de mitigación para evitar desbordes sociales, saqueos, fugas y motines. El bono, sencillo y eficiente, u otras medidas de ayuda económica directa, como canastas básicas en zonas de mayor necesidad, comisiones tales como la de Hubert Lanssiers para las cárceles con atención a los privados de libertad, enfermos, ancianos, o a punto de cumplir condena que no sean un riesgo. Acciones que alivien, descongestionen y sirva de aliciente para mantener la calma y la esperanza.

Es urgente mantener a flote a las empresas o empezarán los despidos. Nadie puede sostener una planilla sin producción o sin servicios. Algunas ideas: usar la CTS, postergar los aportes a Essalud y a las AFP de manera temporal igual que los servicios básicos.

Es también urgente preparar la logística con criterios de priorización y decisiones firmes que se deben tomar ahora. Kits para descarte, espacios de aislamiento, equipos para recuperar a los pacientes, una cuota de realismo y objetividad para usar los recursos, de manera que a través de la menor cantidad de sacrificios se beneficie a la mayor cantidad de personas.

Las prioridades las conocemos: reformas de salud y educación, cerrar la brecha de infraestructura y para esto constituir instituciones sólidas (no nuevas), garantizar seguridad para todos, un sistema de justicia que funcione en donde la ley se cumpla, una democracia que sirva para generar el bienestar de todos y tan simple como que no se roben la plata.

Mientras tanto; los ciudadanos debemos seguir apoyando y agradeciendo el compromiso y sacrifico de las Fuerzas Armadas, la PNP, los médicos, los enfermeros –los profesionales de la salud– y mantener la confianza. De esto salimos juntos y unidos.

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