[Opinión] Camila Bozzo: ¿Segundas intenciones? (Foto: Presidencia)
[Opinión] Camila Bozzo: ¿Segundas intenciones? (Foto: Presidencia)

Como se anticipaba desde un inicio, este gobierno ha optado por aferrarse a la bandera electoral de la Constituyente, acaso como una evasiva para desviar la mirada pública de su menesterosa gestión. Además, ha optado por enfrentarse a un Congreso profundamente deslegitimado (con 68% de desaprobación, según la última encuesta de Ipsos): en un tuit publicado el domingo, el presidente Castillo le atribuye un afán antidemocrático e inconstitucional al Parlamento al aprobar la ley que establece límites para la convocatoria a referéndum e insiste en que el Ejecutivo acudirá al Tribunal Constitucional para revertir la norma.

Las constituciones no son leyes de hierro; pueden y deben ser actualizadas para adaptarse a los nuevos contextos sociales, pero los procesos para modificarlas (total o parcialmente) están claramente establecidos en su mismo texto y deben respetarse. En el caso de la Constitución peruana, existe consenso entre los especialistas en que el proceso de reforma debe pasar ineludiblemente por el Congreso (los artículos 206 y 32 lo establecen claramente). Llama la atención, entonces, que el gobierno insista en la convocatoria a una Constituyente a sabiendas de que es inviable. Esto nos lleva inevitablemente a preguntarnos si acaso lo que se busca es exacerbar la polarización para sacar rédito político.

Si el gobierno verdaderamente cree que con una reforma de la Constitución se pueden conseguir cambios profundos en la sociedad, ¿por qué mejor no apuesta por reformas parciales a la Constitución? ¿Por qué mejor no busca alcanzar consensos con las fuerzas políticas representadas en el Congreso (por lo menos con las de “centro”)? Quizás sería bueno que el gobierno haga pública su propuesta concreta de modificaciones constitucionales, que hasta el momento no hemos podido conocer. Quizás ese sería un bueno comienzo.