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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Como si no fuera suficiente la cantidad de muros que se están construyendo en el mundo, la Unesco creó un muro ficticio sobre uno real: el Muro de los Lamentos de Jerusalén (Kotel, en hebreo), cuando aprobó en abril una resolución que cuestiona que esa antigua muralla tenga vínculos con el judaísmo.

La Autoridad Palestina tiene pleno derecho de reclamar un Estado independiente, exigir al Gobierno israelí que detenga la construcción de asentamientos en Cisjordania, que negocie un serio acuerdo de paz que incluya a Jerusalén oriental en un futuro territorio palestino y que se busque una manera de que a la explanada de la Mezquita de Al-Aqsa, construida en el siglo VII d. C. sobre las ruinas del templo judío, cuyo único vestigio actual es el Kotel, se le dé un estatus de soberanía religiosa para los musulmanes, pero que la Unesco apruebe una resolución que niega vínculos religiosos e históricos del Muro de los Lamentos con el judaísmo y los judíos es una aberración.

La Unesco no suprimirá creencias basadas en antiquísimos pergaminos del Antiguo Testamento que describen cómo en el siglo IX a. C. el rey Salomón construyó el templo demolido por ejércitos babilonios, en el siglo VI a. C., y reconstruido por los judíos que regresaron del exilio siete décadas después, hasta que el Segundo Templo fue destruido por legiones romanas, en el año 70 d. C., solo dejando intacto el Kotel, hecho descrito por historiadores de la época, como Flavio Josefo, y demostrado durante los últimos años por arqueólogos.

La Unesco ha creado un 'muro' que solo empeorará la situación de los moderados israelíes y palestinos que intentan dejar de lado los sensibles factores religiosos de su conflicto territorial para negociar una solución de dos Estados para dos pueblos.