La aprobación de Vizcarra

“Esa cifra –que de por sí es ya muy potente– viene acompañada de un respaldo mayoritario a todas las reformas impulsadas por el Ejecutivo”.
Martín Vizcarra casi duplicó su popularidad en comparación al mes de julio.  (FOTO: USI)

En esta edición, Perú21 publica un nuevo sondeo realizado por Datum que echa luz sobre cómo es que la percepción de la ciudadanía evoluciona respecto del trabajo del gobierno y de la oposición. Los resultados, como podrán apreciar, premian al jefe de Estado y castigan a quien encarna actualmente a la oposición, Keiko Fujimori. Es el inicio de una temporada de aprobación presidencial de la que no gozaba un mandatario en el Perú desde hace muchísimo tiempo.

En julio, el presidente Martín Vizcarra contaba, como Datum señala, con 39% de respaldo. En agosto ya había llegado al 49%. El primer punto de inflexión fue el discurso que dio el 28 de julio. En setiembre, el respaldo registró un frenazo, pero igual fue alto (47%), cosa que ya es un mérito con todos los vaivenes que ese mes trajo consigo para la política y el país.

Octubre, sin embargo, parece empezar con salto con garrocha: después del anuncio de la cuestión de confianza, el presidente ha alcanzado un 61% de aprobación. Esa cifra –que de por sí es ya muy potente– viene acompañada de un respaldo mayoritario a todas las reformas impulsadas por el Ejecutivo y un rechazo a quienes han quedado acantonados en la orilla política rival a la del gobierno.

El sondeo arroja que Keiko Fujimori tiene aprobación cada vez menor: 11%, mientras que sus niveles de desaprobación se mantienen altísimos. Curiosamente, quien ha logrado posicionarse mejor es el presidente del Congreso, Daniel Salaverry, quien buscó distanciarse del obstruccionismo comprometiéndose con las fechas de la reforma y visitando al presidente Vizcarra en Palacio. Ello le habría generado la ganancia de tres puntos en su aprobación.

Vale mencionar también el caso del fiscal de la Nación, Pedro Chávarry, quien tiene 10% de aprobación y 76% de desaprobación. No hay que ser expertos en teorías políticas de legitimidad para afirmar con certeza que la cabeza del Ministerio Público no cuenta con la confianza de la ciudadanía. Curiosa situación para el hombre que personifica la persecución del delito en un país que navega a través de las turbulentas aguas de una crisis total en su sistema de administración de justicia.

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