EN PROBLEMAS. Muchos convocados demostraron ser una carga pesada para el gobierno. (César Fajardo)
EN PROBLEMAS. Muchos convocados demostraron ser una carga pesada para el gobierno. (César Fajardo)

Redacción PERÚ21

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El tercer año de gestión de Ollanta Humala fue como una interminable carrera de obstáculos. Las vallas fueron colocadas, principalmente, por personas de su gobierno y de su entorno.

Además, el mandatario llega a Fiestas Patrias con su sexto gabinete a cuestas y una desaprobación de 70%.

El escándalo más reciente ha sido la caída del ahora expremier René Cornejo, vinculado al complot que se organizó contra el congresista Víctor Andrés García Belaunde y acusado de tráfico de influencias por el caso Helios. Esta empresa ganó licitaciones en varios niveles del Estado pese a que fue fundada por el exministro.

Otro miembro del gabinete en el ojo de la tormenta fue Eleodoro Mayorga. El titular de Energía y Minas fue acusado de presunto conflicto de intereses tras haber extendido el plazo de explotación de los lotes petroleros III y IV a favor de la firma noruega Interoil. Mayorga fue socio de la firma Laub & Quijandría, que asesoraba a dicha empresa. Pese a los pedidos de la oposición para que deje el gabinete, Humala miró al costado.

EL PASADO DE URRESTIEn lugar de tranquilizar el ambiente político, el ingreso del general EP ® Daniel Urresti al Ministerio de Interior –en reemplazo de Walter Albán– generó una turbulencia tras conocerse que el Poder Judicial lo procesa por el asesinato del periodista Hugo Bustíos, en 1988. En aquella época, el militar se desempeñaba como jefe de la sección de Inteligencia S–2 del Ejército en una base contrasubversiva de Huanta.

El oficial en retiro negó cualquier responsabilidad, pero, para diversos políticos, analistas y defensores de los derechos humanos, sus descargos no fueron contundentes. Quien sí lo respaldó fue su excompañero en el Ejército: Ollanta Humala.

LA PRESENCIA DE NADINEEl jefe de Estado, asimismo, volvió a atravesar momentos políticos muy tensos y se peleó con medio país por el protagonismo de la primera dama, Nadine Heredia. Estos choques se dieron, en especial, a fines de diciembre, después de que ella fue elegida presidenta del Partido Nacionalista, y en abril pasado, cuando admitió que se reunía con los ministros y que algunos le consultaban si permanecían en sus puestos.

En el recuento de los daños también sobresale el nombre de la nacionalista Dacia Escalante, exjefa de la Oficina Nacional de Gobierno Interior (Onagi), que utilizó a los gobernadores como portátil del Ejecutivo y se aprovechó de las donaciones.

Otro momento difícil para Humala, que desnudó su falta de operadores y manejo político, se produjo en marzo, cuando el estrenado gabinete Cornejo, por primera vez en la historia, no logró el voto de confianza del Parlamento. Recibió la investidura en su segundo intento.

EL FACTOR LÓPEZ MENESESEn noviembre pasado un escándalo tocó el corazón del gobierno. Su protagonista fue Óscar López Meneses, cuya vivienda, en Surco, disponía de un ilegal y amplio resguardo policial. El hecho sacó a la luz los vínculos de este personaje con el poder, que, incluso, llegarían hasta Palacio de Gobierno, y detonó la salida de un ministro, un viceministro, un asesor y varios jefes policiales. Aunque Humala negó cualquier relación con el exoperador de la mafia y redujo todo a un caso de corrupción policial, las preguntas sobre quién ordenó la irregular protección al inmueble siguen flotando en el aire. ¿Qué le deparará el cuarto año al mandatario?

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