/getHTML/media/1238511
Lo último del paro de Transportistas
/getHTML/media/1238503
Rubén Vargas sobre inseguridad: "Se necesita inteligencia no estado de emergencia"
/getHTML/media/1238497
Gilmer Meza de Sutep Lima: "Ministro de Educación -Morgan Quero- debería de renunciar"
/getHTML/media/1238485
Alfonso Bustamante CONFIEP sobre inseguridad: "No hay liderazgo, hay ineficiencia"
/getHTML/media/1238306
Mariana Costa de Laboratoria habla sobre sus encuentros Obama y Zuckerberg en La del Estribo
/getHTML/media/1238304
Los mejores libros del siglo XXI según The New York Times | Biblioteca de Fuego
/getHTML/media/1238303
¿Cementos y fútbol femenino? Gabriel Barrio de Unacem en Marcas y Mercados
/getHTML/media/1238207
118 mujeres han sido víctimas de feminicidio en lo que va de 2024
/getHTML/media/1238198
Lo último: allanan la casa de 'Chibolín'
/getHTML/media/1237508
Hugo de Zela sobre viaje a EE.UU.: "Se intentó explicar al Congreso, pero Dina no quiso"
/getHTML/media/1237506
Abraham Levy: "Hay mucho desinterés sobre los incendios forestales"
/getHTML/media/1237484
Darío Sztajnszrajber, filósofo: "Aprendamos a vivir el amor también con sus sombras"
PUBLICIDAD

Masas inflamables

“Una portátil vociferante y amenazadora, al mejor estilo de las hordas fujimoristas o de la bufalería aprista de mediados del siglo pasado”.

Imagen
Fecha Actualización
El Pleno del Congreso decidió invitar, de manera urgente, al presidente del Consejo de ministros, Aníbal Torres, para que explique, en forma detallada, las recientes convocatorias nocturnas a Palacio y sus frases que instan a la violencia. De hecho, se ha estado produciendo un desfile de dirigentes sociales radicales, personajes de baja estofa, ronderos alejados de su territorio de influencia, prefectos y subprefectos nombrados a dedo por Pedro Castillo, todos afines al Gobierno entrando y saliendo de Palacio.
Estos cónclaves, como se ha podido observar, han servido para organizar una suerte de barras bravas a favor del mandatario, profiriendo “vivas” y “mueras”, según el discurso que en ese momento se eche. Una portátil vociferante y amenazadora, al mejor estilo de las hordas fujimoristas o de la bufalería aprista de mediados del siglo pasado.
Esas “masas” fueron azuzadas por un destemplado Aníbal Torres –pocos días después de haber sido devuelto al cargo, ya que nadie aceptó reemplazarlo– cuando el fin de semana pasado les pidió a sus presuntos representantes apersonados en Palacio que marcharan a Lima, en grupos de 50, para poner “de rodillas” a los opositores políticos, a los “golpistas”, a los “poderes fácticos”, a los “enemigos del pueblo”, etc.
Lo que se teme es que tan tortuosas movidas, siempre amparadas en las sombras de la noche y la soledad de la Plaza Mayor de Lima, estén siendo financiadas por el Ejecutivo –con lo cual Castillo podría acumular un nuevo expediente fiscal por peculado– para cocinar así un desborde callejero que ponga en jaque a las fuerzas de seguridad y la institucionalidad de nuestra democracia. Todo ello, desde luego, con el obvio objetivo de desviar la atención del rosario de casos de corrupción por los que se le viene investigando al jefe de Estado.
Si Torres no da este jueves explicaciones satisfactorias sobre lo que hay detrás de estas eventuales maniobras de agitación y violencia social, deberá ser interpelado y hasta censurado por su reiterada actitud petardista y confrontacional con los poderes del Estado. En una democracia representativa, como la que rige en el Perú, movilizaciones beligerantes como las que están convocando y organizando en Palacio no tienen espacio ni cabida.