El 44% de los adultos peruanos han sido desaprobados en capacidades tecnológicas, según el Instituto Peruano de Economía (IPE). Esto nos coloca en el último lugar de un grupo de 40 países encuestados, muy por debajo del promedio de América Latina (35%) y de los países de la OCDE (16%). Esto no solo afecta las oportunidades laborales de millones, sino también su capacidad para desenvolverse en la vida cotidiana.
Cuando pensamos en la alfabetización digital, nos imaginamos a alguien que sabe usar una computadora o un smartphone. Sin embargo, ser verdaderamente alfabetizado en el mundo digital es mucho más que eso. Es tener la capacidad de navegar con seguridad, evaluar críticamente la información y usar la tecnología para aprender, crear y participar activamente en la sociedad.
La desinformación y los contenidos falsos se esparcen fácilmente en redes sociales, y muchas personas no cuentan con las habilidades para diferenciarlos. Además, sin conocimientos básicos de seguridad digital, es fácil caer en estafas, ser víctima de robos o exponer información personal. La alfabetización digital es, por lo tanto, una herramienta clave para protegernos a nivel personal y familiar.
Es necesario que las políticas educativas incluyan programas de alfabetización digital en todos los niveles educativos, no solo para enseñar a usar la tecnología, sino para que la entiendan, la cuestionen y la aprovechen de forma crítica. El sistema educativo debe garantizar que todos estemos preparados para los desafíos y oportunidades digitales.
La alfabetización digital sigue siendo un desafío en el Perú. Va más allá de saber usar una pantalla; es un conjunto de habilidades que nos permite navegar con seguridad, aprender y participar en un mundo digital. Invertir en esta alfabetización es asegurar un futuro más eficiente, equitativo y seguro para todos los peruanos.