notitle
notitle

Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Uno de los indicadores que mide el desempeño de las instituciones públicas es el nivel de ejecución de gasto. Siempre he pensado que este no es suficiente para evaluar el de-sempeño real pues no mide el impacto en la ciudadanía, sino el mero hecho de gastar. Esto hace que el sector público se desconcentre trabajando en función de resultados.

No obstante, en la última revisión que hice al portal de transparencia del MEF, me llamó la atención ver que hay municipalidades de la capital que no están gastando el dinero asignado para inversión pública. Por ejemplo, a agosto de 2015, las municipalidades de Pueblo Libre, Chaclacayo, San Luis y Surquillo no han podido gastar ni el 7% de su presupuesto. De hecho, solo 20 municipalidades de Lima han sido capaces de invertir más del 35%. Es decir, más de la mitad de los municipios capitalinos no han sido eficientes para gastar más de un tercio del presupuesto que les fue asignado para infraestructura. Es curioso, además, que estas municipalidades no tengan este problema con la ejecución de sus gastos corrientes. Si bien esto es más fácil de planificar y los pagos son casi automáticos, lo concreto es que les estamos pagando a funcionarios que no están haciendo obras.

En el ámbito nacional, los municipios en zonas urbanas muestran mayor capacidad de gasto que en las áreas rurales o incluso más que en Lima Metropolitana. No obstante, en promedio, todos los gobiernos locales del país han podido gastar solo un tercio de su presupuesto (34.3%). ¿Podrán invertir los dos tercios restantes en los cuatro meses que nos quedan?

Un dato interesante es que las mancomunidades o agrupaciones de municipios arrojan una ejecución de gasto del 63.1% para obras. Si bien el presupuesto que se les asigna es para obras específicas, al trabajar de manera conjunta no solo mejora la planificación del gasto sino también la planificación de las obras, más allá de una visión meramente barrial o vecinal.

TAGS RELACIONADOS