Ayer se celebró el Día Mundial sin Auto. El objetivo es que los usuarios del automóvil utilicen medios de transporte alternativos, que contaminen menos y que ocupen menos espacio en la ciudad. Ya he mencionado en esta columna que el auto es el medio de transporte menos eficiente para trasladarse en contraposición a un bus patrón, que ocupa el espacio de tres vehículos, pero tiene la capacidad de trasladar a 180 personas.
Además, el auto es el medio que más contamina. No obstante, el problema en nuestra capital no radica en el número de automóviles, sino en la gestión de los mismos. Santiago de Chile, por ejemplo, que es una ciudad mucho más pequeña que Lima, tiene una tasa de motorización de más del doble y allí no se ven los problemas de congestión o contaminación que sí sufrimos nosotros. En otras palabras, no necesitamos menos autos. Lo que necesitamos son más medios masivos de transporte de calidad. El Metropolitano y la Línea 1 del Metro solo cubren el 10 por ciento de la demanda.
Más de un tercio del parque automotor tiene una antigüedad que excede los 15 años. Entonces, no necesitamos menos autos; necesitamos autos que contaminen menos. Por otro lado, si lo que se busca es incentivar el uso de la bicicleta como medio de transporte, se debe promover el respeto hacia quienes la usan. Entonces, no necesitamos menos autos; necesitamos más ciclistas y esto se logra cuando los conductores de automóviles respetan la prioridad del ciclista y cuando las autoridades dejen de confundir el enfoque recreativo con el de transporte.
Si lo que se busca es que la gente deje la comodidad e intimidad que obtiene con el automóvil, deben construirse estrategias integrales que incentiven a este consumidor a dejar el vehículo en casa para subirse a un medio más eficiente para él y para la ciudad. Así, no necesitamos menos autos; necesitamos una mayor inversión en infraestructura inteligente y sustentable.