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Aldo Mariátegui: Viciosos hasta la infamia y bajos hasta el extremo...

Columna de Aldo Mariátegui

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Fecha Actualización
Hemos llegado a tales niveles de infamia que Panamá chotea –por impresentable, pues está acusado de ser el cajero de las cutras de Perú Libre– al candidato peruano (Richard Rojas) que Torre Tagle le postula como nuestro embajador e inmediatamente se le destina a Venezuela como premio consuelo, volviendo de paso a restablecer plenas relaciones diplomáticas con Maduro y su basurero de régimen. ¿Eso es un manejo diplomático serio y digno? ¿Mandar a cualquier cosa como embajador, soportar que te lo rechacen y de allí reenviarlo a otro destino? ¡Maúrtua ha quedado como un servil lacayo de Castillo, dispuesto a someterse a oprobios como este para seguir siendo canciller! ¡Váyase, Maúrtua, váyase!
Barbaridades como esta y tantas otras (el sainete de Bellido, Barranzuela y los movadefos Maraví y Gallardo en el gabinete, la evidente incapacidad intelectual de Castillo, etc.) bastarían para que en un país normal hace rato que el Congreso ya hubiera vacado a Castillo. Pero esto no es “normal” (ni siquiera sé si es un “país”).
A propósito de tanta incesante decadencia moral e intelectual, hace poco encontré otra definición crudísima de Bolívar sobre el Perú en una carta que este le envía a Santander en 1824, que copio para la reflexión de cada uno: Los quiteños y los peruanos son una misma cosa: viciosos hasta la infamia y bajos hasta el extremo. Los blancos tienen el carácter de los indios y los indios son todos truchimanes (nota: tramposos, ladinos, taimados), todos ladrones, todos embusteros, todos falsos, sin ningún principio moral que los guíe…
Es decir, Bolívar resucita, observa al Perú y la Venezuela actuales y se hubiera arrepentido mucho de haberse metido a independizarlos. ¡Tanto romperse el lomo para que estos “países” que liberó terminen gobernados por personajes esperpénticos como Castillo y Maduro! Se hubiera quedado La Serna para tal caso…

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