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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Hace poco mi vecino nos daba el clásico diagnóstico de pobreza para explicar el abrumador voto rojo sureño. No estoy muy seguro de que sea tan cierto. ¿Entonces, por qué no se repite el mismo patrón de votación roja contestataria en otros lados así de pobres (Huánuco, Pasco, la selva)? ¿Por qué hay urbes del sur relativamente prósperas e igual votan rojo? Como Tacna (capital) o Ilo, donde los rojos del FA ganan largo con el 35% y el 27% y el visitante no advierte las necesidades apremiantes de otros sitios. Incluso, y con toda su evidente pobreza, uno no entiende cómo el rojerío saca 41% en Huamanga (capital de Ayacucho) con todo lo que la gente sangró allí por culpa directa del marxismo. ¡Deberían ser hasta macartistas, anticomunistas extremos! Pero votan masiva y masoquistamente por los primos del rojerío que antaño les masacró… Cusco es otra historia: no solo Mendoza es oriunda de allí y todavía hay mucha pobreza, sino que aún muchos allí se alucinan los romanos del país, los dueños exclusivos de la peruanidad. Creen que los malvados limeños les hemos quitado la capitalidad y que son pobres por nosotros. ¡Si aún siguen hablando rencorosos de la conquista española como si hubiera ocurrido la semana pasada! No, vecino, no solo es la pobreza. Hay un tema de mentalidad también.

Y estructural: tampoco va a ser fácil ponerle colegios, luz, agua, desagüe, etc., a gente que vive tan dispersa y tan alejada en páramos inhóspitos, tan poco productivos. Ya Webb nos ha demostrado la exacta correlación entre miseria rural y dispersión poblacional. Allí no queda más que fomentar la migración y la concentración poblacional en otras zonas: los prósperos "farmers" tipo la familia Ingalls jamás van a surgir en la Puna. Eso es telúrico opio romántico.