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Aldo Mariátegui: Todo un personaje
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- Suscribo desde aquí la primera parte del comunicado de apoyo a Cipriani en cuanto se quiere "silenciar su valiente voz" (no la segunda parte porque no soy religioso y hay muchos temas –matrimonio gay, eutanasia, control de la natalidad, sacerdocio femenino, divorcio, etc– con los que discrepo con la Iglesia). Uno puede o no estar de acuerdo con la inflexible ortodoxia de Cipriani, pero es un tipazo: es virilmente frontal, tiene carácter, rezuma liderazgo, posee un gran olfato político, es cultivado, no le corre a la polémica, no sucumbe ante la censura de los "políticamente correcto", nunca ha caído en esa demagogia católica de exaltar la pobreza y no se ha amilanado jamás un centímetro ante los intentos de dictadura académica y mediática del rojerío y la caviarada (por eso lo aborrecen, como lo demostró el "vómito negro" en su contra de Portocarrero este lunes, en El Comercio). Cipriani, guste o no, es todo un potente príncipe de la Iglesia, no como esos curitas tan medianos y caviarones que fueron sus antecesores Landázuri y Vargas Alzamora. Y en términos de Realpolitik, ha sido un necesario equilibrio frente a tanto clérigo rojo y demagogo local. Last but not least: me fue delicioso que le haya ganado el obispado limeño al velasquista de Bambarén. Erró sí con las comillas, pero es de muy mala leche considerar esa metida de pata como un plagio por provecho propio o malicia, más aún si tal es el mensaje clerical acordado desde el papado. Gran torpeza de sacar así de las páginas de EC a un actor social tan relevante, todo un personaje que refleja el sentir de mucha gente. Y sin picarse, que ya somos adultos.
- Ayer Siomi Lerner no quiso condenar a Venezuela en EC ("democracia elegida"). ¿Qué tanto le debe la izquierda a Caracas?
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