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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Ignoro qué espera el gobierno para mandar al Ejército de una vez a Islay, así como declarar ¡ya! el estado de emergencia y el toque de queda, además de detener en cuarteles a los cabecillas antimineros, botar a esa jueza y desarticular completamente a los "espartanos" (esos mercenarios honderos que han herido a tantos policías) y a las redes que están financiando a los insurrectos. Ya aquí el tema de fondo no es si la mina va o no. Aquí lo que se juega es que un Estado simplemente no puede tolerar la anarquía en su territorio ni menos la pérdida del principio de autoridad y del monopolio de la violencia. No puede ser que la operación policial para retomar el control haya fracasado así y todo quede impune. Está bien que este sea un país semisalvaje por todos lados (¿se acuerdan del fallido primer desalojo de La Parada en plena Lima?), pero hay que persistir tercamente en civilizarlo, en lograr que se respete la ley y el orden alguna vez para que se acaben estos bestiales "Arequipazos", "Ilaves", "Congazos", "Baguazos", "Aymarazos" y "Cocachacrazos", esas explosiones de ignorante violencia primitiva, siempre en contra del progreso y alimentadas por la izquierda.

Lo más lamentable es que posiblemente Ollanta Humala retroceda asustado y nos confirme que de militar solo tiene el corte de pelo, la oratoria chabacana, las carreritas a paso ligero y la obsesión contra la gordura.

PD: Es un deleite constatar en web cómo se malhumoran los tuiteritos rojitos conmigo, esta vez por dar una charla en la U. de Lima. Desde mi mayordomo Gerardo Lipe hasta mis mascotas monochoro y malapalafaiter o mis esculturales "fans" Beggs, Criticademonica y Karinasabe, todos chillaban excitados. ¡Jua, jua, jua!