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Aldo Mariátegui: Cataluña partida por la mitad
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¿Cómo deberíamos reaccionar en el Perú si mañana una mayoría aimara organiza y gana un referéndum independentista en Puno? ¿O en Loreto, que ya incluso fue fugazmente una república con moneda propia en 1922, durante la frustrada sublevación del militar Cervantes? La ajustada victoria de los independentistas catalanes en los comicios regionales de ayer, que harían mayoría legislativa en coalición con los rojos, va a llevar a un probable referéndum secesionista o, como ya han anunciado, a una pronta (18 meses) declaración unilateral de independencia. ¿Debe España permitirlo, con el "allá ellos, si eso quieren", como hizo el Reino Unido con Escocia o Canadá con Quebec, donde incluso sendas consultas secesionistas fueron permitidas y perdieron? ¿O reprimirlo legal o violentamente, a lo Lincoln con el Sur?
Una absurda e infantil secesión catalana va a dañar tanto a ellos (mucho más; Europa ya advirtió que les echará de la Unión y Madrid que no habrá nacionalidad dual) como a España, pero creo que se debe adoptar la primera actitud: ya no estamos para derramar sangre y forzar matrimonios estatales en el siglo XXI.
Sin embargo, aquí surge el problema de que los independentistas solo lograron ayer el 47% de los votos. O sea, la mitad de Cataluña quiere ser aún española, por lo que no hay, a mi entender, una clara mayoría respetable de, digamos, un 60% o más para dar ese paso tan radical.
Y cierro esto con otra pregunta interesante para el lector… ¿Bolívar y San Martín deberían haberse abstenido de intervenir aquí y de libertarnos si un hipotético referéndum en el Perú de 1821 hubiera votado por seguir siendo parte del imperio español, un resultado que hubiera resultado bastante probable?
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