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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

-OK, si los habitantes de los distritos de Cocachacra (10 mil personas), Deán Valdivia (7 mil personas) y Punta de Bombón (6 mil personas) quieren perjudicar tanto a los restantes 30 millones de peruanos al impedir que se concrete el proyecto minero Tía María y que con eso se frustre ese significativo ingreso en divisas e impuestos (además del inconmensurable impacto en las expectativas de inversión), que iba a ganar TODO el país, gracias a su violento y egoísta capricho, pues que el resto de peruanos no les compremos absolutamente nada del arroz, ajo, cebollas, camarones, etc. que producen. Que un boicot pacífico responda a ese boicot violento. Tal como Gandhi boicoteó a la sal y a los productos británicos por la independencia de la India. Una por otra. Que entonces exporten sus productos a sus amigos chilenos –a los que benefician muchísimo impidiendo que el Perú incremente su producción de cobre– o que se los traguen ellos o que sus amigos de las ONG antimineras les ayuden a vendérselos a sus donantes suecos o alemanes. ¿Es lo justo o no? ¡Hasta les cobraría el doble por la electricidad!

-Solo en el Perú se le permite a un desatinado "artista" chileno hacer una apología "artística" del comunismo en plena Escuela Militar, tal como sucedió el otro día con ese tal Pancho Casas. Y allí hubo un montón de compatriotas celebrándole la gracia… Ignoro si nuestros militares –que perdieron tanta gente a manos de Sendero y que acaban de sufrir, una vez más, el espionaje chileno– pecan ya de demasiado tolerantes, porque en otro lado lo expectoraban al instante. No me imagino a un artista peruano haciendo lo mismo con Pinochet en el Museo de la Memoria chileno. En fin, así es este circo.