(GEC)
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Contra lo que hubiera esperado su ilustre fundador, Acción Popular continúa siendo un partido indescifrable. No solo por la errática conducta de su bancada parlamentaria, que apoya toda clase de despropósitos, dejándose llevar por corrientes extremistas que incluyen hasta un indecoroso asalto a la Presidencia de la República, sino también por lo imprevisible de sus posturas políticas.

Al variopinto surtido de personajes que se disputan el legado de Fernando Belaunde Terry, se ha sumado su candidato presidencial, Yonhy Lescano, quien se despachó senda perorata antiminera durante una conferencia ante la prensa internacional.

“Nosotros no queremos estar insistiendo en este tipo de proyectos (Tía María y Las Bambas), donde se van a ocasionar más retrasos y conflictos. Que se haga minería en otros lugares. No donde haya presencia de agricultura y agua. ¿Para qué meternos en problemas?”, declaró Lescano, ante corresponsales de distintos medios del mundo. No es difícil imaginar la recepción que habrán tenido sus palabras en los países de donde provienen las empresas mineras que operan en el Perú.

¿Qué pretende Lescano? ¿Ahuyentar a los inversionistas, que ya tienen que lidiar con suficientes conflictos sociales, muchos de ellos sin ningún sentido? Preocupante, por decir lo menos.

No solo afirmó que un eventual gobierno suyo no insistirá con Tía María y Las Bambas (ya en operaciones); planteó, además, un catastro para definir dónde se podría desarrollar esta actividad y dónde no, olvidando que la minería formal, a gran escala, se desarrolla hoy bajo rigurosos estándares de cuidado con el medio ambiente. Y todo esto en un contexto en el que, mientras los precios del cobre –nuestro metal de bandera, por decirlo así– están en ascenso, nuestro país ha descendido 10 puestos en el ranking mundial de extracción minera.

Si lo que pretende el candidato populista es “evitarse problemas”, como ha dicho, que mejor entonces se retire de la contienda electoral. El Perú necesita liderazgos sólidos que sepan negociar y encontrar soluciones a los conflictos que obstaculicen el camino de las inversiones que tanto necesitamos para salir de la crisis económica en que nos ha sumido la pandemia.