Este año trae muchos retos a nuestro país y básicamente está en nuestras manos que todo cambie.
El 26 de enero tendremos en nuestras manos la elección de congresistas de la República, y ya no hay ningún pretexto para llorar o renegar; nosotros los vamos a elegir y quien sea que esté sentado en las curules será puesto por nosotros.
También es nuestra responsabilidad poner nuestra cuota en la lucha por parar el cambio climático, que está deshielando nuestros glaciares; es nuestra responsabilidad cuidar el agua, especialmente para quienes vivimos en Lima, que es una enorme ciudad afincada en un desierto.
Es nuestra responsabilidad luchar contra la corrupción, que es un cáncer que ataca a todas las instancias de nuestra sociedad, tolerancia cero a la corrupción desde donde estemos. Recuerda que no hay corrupción chica, que todo comienza como un pequeño granito y luego crece como un tumor, y mortal tumor.
Es nuestra responsabilidad pensar como ciudadanos, con deberes y responsabilidades, pagar los impuestos, respetar las normas, olvidar la frase “no pasa nada…” porque sí pasa. Usar una válvula de gas prohibida puede matar, pasarse el límite de velocidad puede matar, poner mercadería en el pasillo de una galería puede matar, vender medicinas vencidas puede matar. Sí pasa, y te puede pasar a ti.
Es responsabilidad del Estado cuidarnos a las mujeres, y trabajar urgentemente con todo potencial agresor, no solamente con las futuras generaciones, sino con los hombres adultos, pues los agresores son adultos y no hay tiempo para esperar que crezcan los niños; de inmediato hay que intervenir en cada centro de trabajo y estudio en el que haya varones.
Este 2020 es nuestra responsabilidad, tomémoslo en serio.