A man sits outside his destroyed building after bombings on the eastern Ukraine town of Chuguiv on February 24, 2022, as Russian armed forces are trying to invade Ukraine from several directions, using rocket systems and helicopters to attack Ukrainian position in the south, the border guard service said. Russia's ground forces on Thursday crossed into Ukraine from several directions, Ukraine's border guard service said, hours after President Vladimir Putin announced the launch of a major offensive. Russian tanks and other heavy equipment crossed the frontier in several northern regions, as well as from the Kremlin-annexed peninsula of Crimea in the south, the agency said. (Photo by Aris Messinis / AFP)
A man sits outside his destroyed building after bombings on the eastern Ukraine town of Chuguiv on February 24, 2022, as Russian armed forces are trying to invade Ukraine from several directions, using rocket systems and helicopters to attack Ukrainian position in the south, the border guard service said. Russia's ground forces on Thursday crossed into Ukraine from several directions, Ukraine's border guard service said, hours after President Vladimir Putin announced the launch of a major offensive. Russian tanks and other heavy equipment crossed the frontier in several northern regions, as well as from the Kremlin-annexed peninsula of Crimea in the south, the agency said. (Photo by Aris Messinis / AFP)

cuando, muy temprano, sonaron las alarmas de guerra en . Por más que la tensión entre Moscú y Kiev ya llevaba varios años y la escalada se hacía insostenible en los últimos meses (decenas de miles de soldados rusos ya venían aguardando varios días en la frontera), no eran pocos los que consideraban que resultaba impensada una guerra a gran escala en Europa. Sin embargo, todo ocurrió como se temía. A la orden de , las tropas rusas invadieron Ucrania desde tres flancos distintos, a la vez que una lluvia de misiles caía sobre objetivos en todo el país invadido, incluida la capital, Kiev. La guerra había comenzado.

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¿Cuál fue el origen? Para encontrar el capítulo importante más cercano (hay otros que se remontan a cientos de años atrás, como los vínculos étnicos y culturales), entonces territorio ucraniano– donde vencería la anexión a Rusia por más del 97% de los votos. Dos días después, Putin firmó la incorporación, algo que la comunidad internacional no reconoce hasta hoy. Crimea, el punto estratégico en cuestión, fue por varias décadas alquilado a Rusia para que sus tropas lo usen como base naval. Con la adhesión, Moscú tomaría el total control de la península.

Lo que siguió a esos años fue una larga tensión entre ambas naciones, con Kiev con un mayor acercamiento a Occidente, algo que incomodaba sobremanera a Moscú, que comenzó a apoyar política y militarmente a los separatistas prorrusos en el este de Ucrania (Donetsk y Lugansk) en la guerra que libraban contra el ejército ucraniano.

Pero la mayor tensión se generó cuando, a comienzos de año, decenas de miles de tropas rusas llegaron a la frontera con Ucrania. Al poco tiempo, el 24 de febrero, Putin ordenó la ya famosa “operación militar especial” en la región del Donbás para buscar la “desmilitarización y desnazificación de Ucrania”. Dijo que esa era la forma de ayudar a sus líderes separatistas que recibían ataques ucranianos. Aquel discurso llegó también con una advertencia a otros países, principalmente EE.UU., de no inmiscuirse.

Ucrania, al mando de su presidente, Volodimir Zelenksi, indicó –valientemente– que pelearía. “Si nos atacan, verán nuestras caras, no nuestras espaldas”, dijo el presidente.

DESGASTE

Han pasado 306 días de guerra y el saldo ha sido devastador, aunque ambas partes han luchado por mantener sus bajas reales en reserva. Por ejemplo, Rusia precisó en setiembre que estas llegan a los 6 mil soldados, aunque EE.UU. hizo un cálculo de 100 mil pérdidas rusas. En el otro bando, Ucrania ha informado sobre 13 mil bajas; sin embargo, EE.UU. ha indicado que la cifra real también se acercaría a los 100 mil, informa Deutsche Welle.

Respecto a las muertes civiles, ocurre el mismo problema. Ambos países no han sincerado sus cifras y el fuego continuo no ha permitido que misiones internacionales hagan un recuento oficial de decesos. La ONU, por su parte, ha llegado a informar sobre 7 mil ciudadanos muertos, un número demasiado corto teniendo en cuenta la magnitud de los ataques y la falta de registro de campo, por ejemplo, en zona de fosas comunes.

En el escenario económico internacional, los precios mundiales del petróleo, el gas y el carbón han venido aumentando desde principios del conflicto, lo que hizo concluir el 2022 con un panorama desalentador.

Asimismo, siempre con Rusia en ventaja debido a su potente artillería, cada bando ha lanzado certeros golpes en estos meses. Moscú ha inmovilizado a las fuerzas ucranianas y ha logrado avanzar lentamente sobre territorios estratégicos. Sin embargo, lo que en un principio se pensó por los especialistas que sería un “vendaval ruso” o un “éxito rápido” (incluido un temor por un conflicto nuclear) más bien se ha convertido en un “desangramiento”. Incluso, en octubre, cuando las tropas ucranianas atacaron el puente de Crimea, una vía clave, Rusia tuvo que hacer modificaciones de emergencia en su estrategia. El simbolismo del éxito del ataque ucraniano golpeó a Moscú y hubo una sensación de victoria por parte de Ucrania, lo que se sumó a la retirada de las tropas terrestres rusas de Jersón, en noviembre. Ambos hechos han sido catalogados como grandes “victorias” para Ucrania, a pesar de que desde entonces las tropas rusas no han dejado de bombardear estos territorios.

Por lo pronto, ambas naciones han informado que no habrá tregua por estas fiestas. Desde Rusia, por más que han indicado que están dispuestos a negociar, se ha dejado en claro que la única forma de acabar la guerra es que se acepte su soberanía sobre Crimea y el control de otros territorios prorrusos. En Kiev han dicho de forma tajante que esto es imposible.

Vladimir Putin también ha mencionado que hoy por hoy la confianza en la comunidad internacional está “casi a cero”, lo que dificulta las negociaciones con otros actores. De parte de Ucrania, el país no ha dejado de recibir apoyo, sobre todo económico, de otras naciones.

Así, con posturas irreconciliables, es muy difícil hablar del fin del conflicto que, sin duda, viene durando mucho más de lo imaginable.


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Ariel Segal

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