Redacción PERÚ21

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Transcurría el 2016 cuando Cameron Underwood se disparó en el rostro en un intento de suicidio en . Entonces vio cómo su rostro se deformó tras el lamentable suceso.

Para los siguientes meses sería sometido a una primera cirugía, y el fracaso sería rotundo. Underwood se sumiría en una profunda depresión y frustración a ver con daños la mayor parte de su mandíbula inferior, casi sin dientes y sin nariz. Además, de tener afectaciones en su región maxilar y paladar que lo obligaron a tener una dieta líquida.

Una nueva esperanza de vida llegaría a él tras conocer al cirujano Eduardo Rodríguez, de la Universidad de Nueva York Langone Health en Manhattan.

Rodríguez le realizó un injerto de cara de cadáver de paciente vivo. En la operación participaron más de 100 médicos y se prolongó por más de 25 horas. Para su planeación, usó una computadora en 3D y una máscara impresa en 3D de la cara del donante.

NUEVA OPORTUNIDAD

Después de 10 meses, Cameron y su médico dieron una conferencia de prensa detallando su nueva vida.

"Estoy muy agradecida de tener un trasplante de cara porque me da una segunda oportunidad de vida", dijo Underwood.

"Aunque todavía me estoy recuperando y recuperando la sensación y la movilidad, sobre todo con mis labios, todavía estoy muy feliz con los resultados. Tengo una nariz y una boca, así que puedo sonreír, hablar y comer alimentos sólidos de nuevo", añadió.

El donante fue William Fisher, 23 años, era un aspirante a escritor y a cineasta que falleció en 2017 tras una larga lucha contra una enfermedad mental.

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