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La trágica historia de Lyosha, el niño al que su padre tiró a un horno encendido en Rusia
En un estado de delirio tras la celebración de Año Nuevo de 2005, su progenitor acabó con los sueños y esperanzas de Lyosha cuando solo tenía 2 años.
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En un estado de delirio tras la celebración de Año Nuevo de 2005, su progenitor acabó con sus sueños y esperanzas de Lyosha cuando solo tenía 2 años. (Getty/Referencial)
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En un estado de delirio tras la celebración de Año Nuevo de 2005, su progenitor acabó con sus sueños y esperanzas de Lyosha cuando solo tenía 2 años. (Getty/Referencial)
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En un estado de delirio tras la celebración de Año Nuevo de 2005, su progenitor acabó con sus sueños y esperanzas de Lyosha cuando solo tenía 2 años. (Getty/Referencial)
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Tenía solo dos años, cuando su padre lo arrojó a él y a su hermano, un bebé de 14 meses, dentro de un gran horno de leña encendido. Se llama Lyosha, ahora tiene 16 años y a diferencia de su hermano, vivió para contar su trágica historia a BBC Mundo.
Lyosha nació en Siberia, Rusia, y su entereza para tomar la terrible situación que marcó su vida es sorprendente. En un estado de delirio tras la celebración de Año Nuevo de 2005, su progenitor acabó con sus sueños y esperanzas a tan temprana edad.
"Mira, mi piel es como la arena de la playa", ríe Lyosha sobre su apariencia física luego de las severas quemaduras que sufrió en su cabeza, hombros y pulmones.
La historia de Lyosha conmocionó a Rusia. Medios de comunicación como el periódico 'Discusiones y hechos' dieron a conocer su desgracia y el pedido de donaciones que se hicieron para su recuperación.
Para cuando todo sucedió, su madre no podía hacerse cargo de él. Una familia de Buryatia lo adoptó y viajó a Moscú para estar al lado de sus nuevos parientes.
Entre parches de piel, cirugías y rehabilitación, el pequeño Lyosha se recuperó. Para ello, recorrió Estados Unidos, Alemania, Francia, Lituania y más lugares.
"Todo por mis quemaduras. Fui a clínicas y centros de rehabilitación", señaló a BBC Mundo.
"Una discapacidad puede brindarte una nueva forma de ver el mundo, e incluso nuevas oportunidades, pero es importante no dejar que toda tu vida gire en torno a ello, porque eso puede acabar contigo", añadió.
Al verlo, muchos se preguntan cómo habrá sido su vida en el colegio. Los niños pueden ser muy crueles.
"Yo odiaba a la gente cuando era más joven. Sentía que me trataban como sif uera una especie de animal", contó.
Al pasar el tiempo, se interesó por la Psicología, materia que le ayudó a entender el mundo. "Me ayudó a entender lo que pasaba. Y el odio sencillamente desapareció. Lo dejé ir", precisó. Pero su apariencia seguía allí y a cada paso, llamaba la atención.
"La gente o le tiene miedo a lo que no conoce y te odia o sienten curiosidad y quiere conocerte", indicó.
A pesar de los años, Lyosha solo encoje los hombros cuando se le pregunta si cree que su tragedia le cambió la vida. "No fue mi elección. Yo era pequeño. Lo que pasó, pasó. Si el resultado hubiera sido diferente, yo estaría muerto y no habría nada que hacer, o me hubiera quedado viviendo en Buryatia. Eso es todo", precisó.
Lyosha se ríe de sí mismo. Vive su vida y no culpa a nadie.
Sorprende también su actitud hacía el fuego. "Amo el fuego. Amo los fogones. Sé que la gente que se ha quemado antes puede sentir miedo (al fuego). Pero yo no veo el sentido de tener miedo. Me gusta su luz, su calor, es hermoso. Puedo mirarlo durante horas", indicó.
"Yo me quemé de niño. Y, de alguna manera, yo también renací de las cenizas", añadió a BBC Mundo.
Actualmente, vive y estudia en Moscú.
Sigue en contacto con su padre biológico. "No se trata de perdonar. Lo he perdonado hace mucho tiempo. Ahora sencillamente hablamos, como habla la gente normal", indicó.
En este LINK mira las fotos de la increíble recuperación de Lyosha.
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