Una gran multitud observa la escena en la que una mujer se quema hasta morir sentada en la pira funeraria de su marido cerca de la aldea de Tamoli, el 6 de agosto de 2002, en el estado central indio de Madhya Pradesh. (Foto: AFP)
Una gran multitud observa la escena en la que una mujer se quema hasta morir sentada en la pira funeraria de su marido cerca de la aldea de Tamoli, el 6 de agosto de 2002, en el estado central indio de Madhya Pradesh. (Foto: AFP)

La costumbre hindú de Sati, que obligaba antiguamente a las viudas a sacrificarse tras la muerte de sus maridos, está estrictamente prohibida hoy en la , luego de una larga historia de luchas y desavenencias.

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Las viudas eran quemadas en la pira funeraria de sus fallecidos esposos.

Fue en 1829 que esta práctica fue prohibida por el Lord William Bentinck, el primer gobernador general de la India británica, informó la .

Bentinck pidió la opinión de 49 oficiales superiores del ejército y cinco jueces, y se mostró convencido de que era el momento de “lavar una sucia mancha sobre el gobierno británico”.

El reglamento que estableció decía que el Sati era “repugnante para los sentimientos de la naturaleza humana” y determinaba que los implicados en la quema de mujeres serían declarados culpables de homicidio culposo.

Sin embargo, en 1837, la ley de Bentinck fue diluida por otro británico, Thomas Macaulay, autor del Código Penal indio.

Entre 1829 y 1862, el delito de Sati pasó de asesinato a inducción al suicidio.

“Aunque menos practicado desde 1829, el Sati siguió siendo valorado y venerado en algunas partes de la India, sobre todo entre las castas superiores”, afirma Manoj Mitta, autor de “Caste Pride” (Orgullo de casta), un nuevo libro que examina la historia jurídica de las castas en la India.

Más de 70 años después, en 1987, el gobierno dirigido por Rajiv Gandhi promulgó una ley que penalizaba por primera vez la “glorificación de la práctica” Sati.

Así, se dispuso que las personas que apoyaran, justificaran o propagaran el Sati podían ser castigadas con siete años de cárcel. El Sati volvió a considerarse asesinato y reintroducía la pena de muerte para quienes la instigaran.


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