La popularidad de la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, alcanzó un récord absoluto de los últimos 20 años al llegar al 77%, cinco puntos más desde diciembre pasado. Ninguno de sus antecesores había logrado una cifra semejante con solo año y medio en el poder.
En el caso de Lula da Silva, por ejemplo, solo contó con un 34% de aprobación en ese mismo período. En cambio, a Rousseff no parece afectarle ni la caída de 10 ministros por corrupción ni la desaceleración en la economía.
La primera mujer en llegar a la presidencia de Brasil es destacada por los encuestados por su empeño en los programas sociales a favor de la población femenina, por los buenos resultados de sus viajes al exterior y por su dureza en la lucha contra la corrupción.
Otro punto a favor en su prestigio es el empujón que le da al sector industrial de su país, como el anuncio de una inyección de 26,000 millones de euros para fortalecerla.