Dos problemas que muchas familias de escasos recursos padecen en un barrio de Ciudad Evita en Argentina provocaron el fallecimiento de un menor de seis años de edad, quien iba a lavarse las manos en un lavarropa por no tener agua potable y murió a causa de una descarga eléctrica por una conexión insegura.
Es que en la zona en donde se ubica este barrio, llamado 28 de Octubre, no hay agua potable ni conexiones seguras de electricidad ni su uso es regularizado. Aquí viven 150 familias en estas condiciones.
“El nene murió el domingo a la nochecita. El padre le dijo que fuera a lavarse las manos y, como no hay agua de red que llegue a cada familia, hay canillas comunitarias para ir a cargar baldes. En el camino, no se sabe si porque se confundió o porque intentó lavarse con el agua acumulada allí, metió las manos en el lavarropas y allí sufrió la descarga eléctrica que lo mató. Había una chapa apoyada en el lavarropas y lo que suponemos es que había un cable pelado tocando todo eso que produjo un cortocircuito”, indicó Daniela Zárate, directora de la región oeste de la ONG Techo.
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“Su muerte es un cruce de vulnerabilidades: falta el acceso al agua y falta el acceso a una conexión regular de energía”, agregó.
Según elDiarioAR, una vecina del menor intentó reanimarlo, poco después lo llevaron en un auto al hospital, pero no llegaron a estabilizarlo y finalmente, falleció.
“Todos los días, miles de familias que habitan en barrios populares deben enfrentar la precariedad y falta de acceso a servicios básicos regulares y seguros que los exponen a riesgos extremos”, describe la ONG Techo en un comunicado.
Se pudo conocer que en 28 de Octubre, solo existe una cuadra con acceso a electricidad, el resto utiliza conexiones clandestinas que, en parte, provocaron el accidente que llevó a la muerte al menor.
“Las irregularidades en el acceso regular a la energía eléctrica pueden producir catástrofes. Ocurre sobre todo en invierno, porque las familias se calefaccionan con lo que pueden y eso supone peligro. En este caso, fue el cruce de tener cerca un cable pelado y ninguna canilla razonable a la que ir a lavarse las manos”, finaliza Zárate.