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Juan Carlos I de España: El ocaso de un rey en el autoexilio [CRÓNICA]
El lunes, Juan Carlos I anunció su intención de abandonar España, pero hasta el momento ni la Casa Real ni el entorno del rey emérito han revelado el destino del exjefe del Estado. Ayer se filtró una foto que indica que estaría en Abu Dabi.
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La historia global del reinado de Juan Carlos I comenzó con un tren y terminó con un avión.
Hace 72 años, a bordo de un expreso, volvía de un exilio que circunstancias convulsas habían impuesto a su familia y contemplaba por primera vez la España de la que sería jefe de Estado por casi cuatro décadas. Tenía 10 años y era una ficha que moverían por décadas su padre, Juan de Borbón, y el dictador Francisco Franco.
El lunes, ya como monarca emérito, abandonaría territorio español tras meses de un escándalo que implica investigaciones de blanqueo de capitales y fraude fiscal.
En efecto, el lunes la Casa del Rey difundía una carta en la que Juan Carlos comunica a su hijo, el rey Felipe VI, la decisión de exiliarse ante la repercusión de las noticias sobre sus cuentas en paraísos fiscales y para contribuir a que el jefe de Estado pueda desarrollar su función “desde la tranquilidad”.
El vuelo sin ticket de vuelta despegó tras conocerse en los últimos meses sobre la gestión oscura de dinero entregado por Arabia Saudita al antiguo jefe de Estado, en particular US$100 millones que habría recibido secretamente en una cuenta en Suiza en 2008 y presuntas estructuras en paraísos fiscales para evadir impuestos.
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¿Cómo evaluar su salida? “Busca atenuar una explosión política”, apunta el analista Juan Velit. “Se ha visto atomizado por una eventual y casi próspera imputación”, comenta el internacionalista Miguel Ángel Rodríguez Mackay, aunque actualmente no pesan cargos sobre él.
En esa coyuntura, el abogado del exjefe de Estado declaró que el patriarca de la familia real “permanece a disposición en todo momento del Ministerio Fiscal para cualquier trámite o actuación que se considere oportuna”. Sin embargo, lo dicho no parece condecirse con los hechos. “Debe estar buscando donde pueda tener algún nivel de protección jurídica, donde sea menos extraditable”, anota Rodríguez.
PANDEMIA E INDIGNACIÓN
Atravesamos una crisis y seguimos teniendo reyes exentos de la realidad, entretenidos por su modus vivendi, que no han ayudado al país a salir mejor de la pandemia. Según Rodríguez, así se resume la indignación que despiertan estos hechos. Incluso, el vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, ha tildado de indigna esta “huida”.
Ya en marzo, a fin de desmarcarse de aquella nube oscura, Felipe VI había renunciado a la herencia de su padre y le había retirado la asignación de casi 200,000 euros anuales que recibía de la Casa del Rey.
LUCES Y SOMBRAS DE UN REY
Un día después de que el hombre llegara a la Luna, el 22 de julio de 1969, Francisco Franco designó al príncipe Juan Carlos como sucesor a título de rey a fin de dar continuidad y legitimidad a su régimen. Era considerado un peón en su juego.
Sin embargo, coronado monarca días después de la muerte del caudillo, en noviembre de 1975, planteó la transición ordenada a una democracia parlamentaria. Fueron años de tensiones políticas, crisis económica y atentados de la organización terrorista ETA, autora de más de 800 asesinatos.
Otro momento crítico es el golpe de Estado fallido del 23 de febrero de 1981, en el cual 180 guardias civiles irrumpieron en las Cortes con metralletas y tomaron rehenes a congresistas. Rodríguez y Velit resaltan el mensaje a la nación que dio Juan Carlos vía TV, el cual frenó ese conato y le dio estabilidad a la democracia.
Asimismo, apuntan los expertos, el rey supo conectar España con la sociedad internacional. En particular, impulsó una política de integración con Hispanoamérica. “Fue artífice de una etapa en la que España comenzó a mostrar equilibrio y prosperidad en una Unión Europea en la que era ninguneada”, dice Rodríguez.
Sin embargo, en 2012 se produciría un punto de quiebre. Ser protagonista de una cacería de elefantes en Botsuana hizo que fuera visto como frívolo e insensible. Uno de cada dos jóvenes españoles estaba sin empleo. Además, no solo fue el derroche del safari, sino que se descubren sus actividades paradomésticas. Estaba acompañado de una pareja más allá del matrimonio real, la aristocrática Corinna Larsen.
Por otro lado, lo que comentan de él es que tiene una gran afición al dinero, refiere Velit.
Respecto a la actual investigación, se cree que el dinero que se encuentra en paraísos fiscales sería la comisión que se le habría entregado por sus gestiones para que un consorcio español se quede con el contrato del tren de alta velocidad Medina-La Meca.
En el Perú, en 2011, se conoció que el entonces presidente Ollanta Humala habló con el monarca sobre la deuda que la compañía Telefónica tenía con el Estado. “Esto marca un derrotero. Algunos analistas dicen que de haber tenido ese descuento por parte del Perú, habría ganado dividendos por esa acción”, comenta Velit.
Los años otoñales del llamado “motor del cambio”, emblema de la democracia ibérica, deberían ser de tranquilidad para el alma, dice Rodríguez, pero todo apunta a que serán álgidos, con eminente carga judicial internacional.
“Fue un monarca importante, de mayoritaria estabilidad, pero por estos exabruptos ha terminado lapidado. Eso es lo más penoso: terminar en autoexilio, a sus 82 años”, comenta Rodríguez. “Como nunca deberían terminar los hombres de Estado”, agrega.
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