UN MES DEL ESTALLIDO SOCIAL. Rodríguez señala que, tras las protestas, los políticos tratan de recuperar su rol y eso es “ganancia”. (Pamela San Martín)
UN MES DEL ESTALLIDO SOCIAL. Rodríguez señala que, tras las protestas, los políticos tratan de recuperar su rol y eso es “ganancia”. (Pamela San Martín)

Esta semana el estallido social más grave de la historia democrática de Chile cumplió un mes. Aunque los desmanes han reducido su intensidad, las protestas no han frenado, ni siquiera por el anuncio del presidente Sebastián Piñera de convocar a un plebiscito con miras a una nueva Constitución. Sobre este tema conversamos con el analista político chileno José Rodríguez Elizondo.

Después de un mes de protestas, ¿cómo está Chile?

Está muy averiado y en algunos lugares luce como una imagen de Siria. Fue como si, de repente en la primavera, un enemigo hubiera destruido nuestros sistemas de transporte, cortado nuestras líneas de abastecimiento e inducido el pánico social. Para ese efecto fue muy eficiente el salvajismo de los delincuentes, “encapuchados” o no, con su incendio de iglesias, saqueo de supermercados y vandalización de símbolos históricos y patrióticos.

¿Nadie lo previó? ¿Fue un reventón espontáneo?

No lo previeron quienes debieron. Ningún político sospechó que el malestar económico y social acumulado tendría un reventón. Y menos, que tenía que ver con el repudio a los políticos mismos, por vivir en una burbuja. Sin embargo, ya había síntomas ominosos, incluso en el gobierno anterior. Presuntos o genuinos estudiantes incendiaban buses, lanzaban bombas molotov, colocaban explosivos en accesos al metro y vandalizaban locales escolares emblemáticos. Además, estaba el complicado tema de la Araucanía, con la tendencia autonomista de la etnia mapuche y el mal manejo de la Policía. Por eso sostuve, desde el inicio, que de espontaneísmo nada. El upgrade subversivo era perfectamente previsible para una inteligencia técnica entrenada y con manejo de las redes sociales.

¿Cómo explica la ineficiencia de los aparatos de inteligencia chilenos?

No hay causa única. Indirectamente está el contraste entre el climático bienestar de los indicadores económicos y la angustia anticlimática de las víctimas de la desigualdad. También está el mal manejo del tema militar, secuela de la larga dictadura y la corrupción de oficiales de la Policía uniformada, que minó el bien ganado prestigio de los carabineros. Pero más importante fue lo ya dicho: el ensimismamiento de los políticos, poco representativos de la sociedad y excesivamente bien remunerados. Desde sus reyertas de endogrupo y sus trincheras clientelares, se preocupaban más del poder propio que de la eficiencia en la administración. Además, desconfiando de la inteligencia castrense y policial, desde distintas perspectivas, descuidaron la necesidad de potenciar la inteligencia civil. Para expertos en fábulas, fueron como los conejos que discutían si sus enemigos eran galgos o podencos.

¿Hubo una organización política tras el reventón?

Hasta hoy no existe organización identificada. Esto me hizo recordar, con un escalofrío, el Perú de Sendero Luminoso, sus años de incubación y el tiempo que pasó antes de que Abimael y los suyos fueran identificados como algo más que delincuentes serranos. Con todo, ya se acepta que hubo un centro organizativo, que usó las protestas pacíficas como cobertura, empleó los métodos terroristas que están en todos los manuales y supo crear espacios de impunidad para los delincuentes. Incluso existen videos que muestran individuos llamando a derribar al Gobierno. Solo faltaría ponerles el cascabel.

¿La propuesta de una nueva Constitución podrá solucionar la crisis política y social? ¿Por qué es importante que Chile se libere de la Constitución de 1980?

Ha sido un buen motivo para que la clase política recapacite, trate de recuperar su rol y, por añadidura, amaine la violencia. Esto ya es ganancia pura. En cuanto a lo segundo, aunque parezca raro en este mundo tan materialista, el factor espiritual existe. Quiero decir que, al margen de sus normas, la Constitución de 1980 es un reducto simbólico de la dictadura. En 2005, el presidente Ricardo Lagos subestimó ese simbolismo, tras extirparle los artículos que garantizaban la hegemonía del pinochetismo político. Puso su firma al texto reformado, borró la del dictador y proclamó que Chile pasaba a tener una Constitución totalmente democrática. El tiempo demostró que el símbolo sobrevivía como un zombi. Desde esa perspectiva, es bueno que la clase política acepte que puede haber una nueva Constitución, más allá de si se mantiene o no un modelo de “Estado subsidiario”, que es el punto clave para los constitucionalistas.

Para modificar la actual Constitución se necesita una mayoría importante en el Congreso. ¿Eso se debería modificar?

Toda Constitución debe aprobarse mediante una mayoría calificada, que la haga representativa del país, por sobre partidos o ideologías. De no ser así, solo representaría a un sector de la sociedad, a tenor de mayorías políticas de ocasión o abriría paso a las dictaduras constitucionalizadas en la línea chavista.

¿Cómo quedó el Gobierno de Piñera tras lo sucedido?

Creo que el presidente supo reaccionar con el pragmatismo que exigía el momento. Convocó y escuchó a los dirigentes de la oposición, hizo cambios drásticos en su gabinete y llamó a preservar la paz y la democracia con la razón y no con la fuerza. Paradójicamente, quienes antes lo criticaban por estar avasalladoramente en todo, ahora lo critican por haber privilegiado el consenso, relativizando su protagonismo personal.

Hubo políticos que se restaron a esa convocatoria.

Sí, los comunistas, que han optado por acusar al presidente con base en la actual Constitución.

SABÍA QUE

-Las protestas en Chile desde el 18 de octubre han dejado hasta el momento 23 muertos, más de 2,300 heridos y 15,000 detenidos, así como pérdidas por 900 millones de dólares.

-El presidente Sebastián Piñera reconoció que las fuerzas de seguridad de Chile incumplieron los protocolos de uso de la fuerza, y dijo que la justicia determinará si se violaron los derechos humanos. 

-Como parte de las medidas para paliar la crisis, el Congreso anunció que aumentará hasta un 50% la pensión básica y rebajará en igual proporción el sueldo de sus congresistas y autoridades.