Homofobia cobra más víctimas: Triple lesbicidio causa conmoción en Argentina

Justo Fernando Barrientos atacó a sus 4 vecinas, quienes eran lesbianas, y les arrojó un explosivo casero que provocó un gran incendio. Tres de ellas murieron de la forma más espantosa.

Hombre arrojó explosivo casero a sus vecinas lesbianas. (Foto: Twitter)

Actualización 17/05/2024 – 3:05

En la noche del domingo 5 de mayo, Justo Fernando Barrientos, un inquilino de una pensión en el barrio de Barracas, al sur de la ciudad de Buenos Aires, perpetró un ataque atroz contra sus vecinas, quienes eran lesbianas.

Según testigos, Barrientos abrió la puerta de la habitación contigua a la suya, donde dormían las cuatro mujeres, y les arrojó un explosivo casero. “Cuando salieron de la habitación prendidas fuego, él les pegó y las empujó adentro al fuego de vuelta”, relató a la Agencia Presentes uno de los testigos.

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El ataque resultó en la trágica muerte de tres de las mujeres. Pamela Cobas, madre de 52 años, falleció horas después debido a la gravedad de sus heridas. Su pareja, Mercedes Roxana Figueroa, de la misma edad, sufrió quemaduras en el 90 por ciento de su cuerpo y murió dos días después.

Tras una semana de agonía, Andrea Amarante, quien presentaba quemaduras en el 75 por ciento de su cuerpo, también falleció el domingo 12 de mayo.

Sofía Castro Riglos, de 49 años, es la única sobreviviente del ataque y permanece internada con lesiones en el rostro. Castro Riglos declaró el miércoles ante el juez que investiga el caso, Edmundo Rabbione, magistrado subrogante del juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional n.º 14, en relación con el homicidio agravado de las tres mujeres.

Atraparon al asesino

Justo Fernando Barrientos, de 67 años, fue encontrado por la policía en uno de los baños de la pensión con una sierra, con la que se había autolesionado.

Según testigos, Barrientos profería insultos como “engendros”, “tortas” y “gorda sucia” contra las víctimas, evidenciando una actitud hostil y discriminatoria hacia ellas.

Las disputas entre Barrientos y las mujeres eran frecuentes, especialmente con Pamela y Mercedes, quienes vivían en la pensión desde hacía años y habían acogido temporalmente a sus amigas.

Diego Hernán Britez, un vendedor ambulante que también se alojaba en la posada, recordó en diálogo con Presentes, un medio especializado en temas de género y diversidad sexual: “Él ya las había amenazado una vez. Fue en la última Navidad. Dijo que las iba a matar a las dos y mirá lo que pasó ahora”.

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