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Explosión en el puente
Ocurrió el sábado 8 de octubre, un día después del cumpleaños de Vladimir Putin. La explosión sobre el puente de Kerch o de Crimea fue cuidadosamente planeada. El símbolo de la anexión de la península ucraniana recibía así un ataque tan estratégico como psicológico. Si bien los daños materiales han sido ya contabilizados por Rusia, con la promesa de ser reparados en un mes y medio, los posibles efectos siguen siendo impredecibles. La guerra entre Rusia y Ucrania continúa.
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Ocurrió el sábado 8 de octubre, un día después del cumpleaños de Vladimir Putin. La explosión sobre el puente de Kerch o de Crimea fue cuidadosamente planeada. El símbolo de la anexión de la península ucraniana recibía así un ataque tan estratégico como psicológico. Si bien los daños materiales han sido ya contabilizados por Rusia, con la promesa de ser reparados en un mes y medio, los posibles efectos siguen siendo impredecibles. La guerra entre Rusia y Ucrania continúa.
La investigación llevada a cabo por Rusia señala que un coche-bomba, proveniente de Krasnodar, cruzaba el puente en dirección al oeste cuando estalló. La explosión causó, además, el incendio de siete vagones de un tren que transportaba combustible. El resultado fue el colapso de uno de los dos enlaces del puente. Para sofocar la emergencia se necesitaron 250 personas y 70 máquinas. El tránsito vehicular y ferroviario quedó suspendido.
Tres personas murieron en la explosión. Eran los pasajeros de un vehículo que se encontraba cerca del camión cuando este explotó.
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Para Rusia no hay dudas: Ucrania estuvo detrás del ataque. El Comité de Investigación ruso abrió inmediatamente un caso penal por el presunto “delito”, mientras que Putin calificó el hecho como “un acto terrorista orquestado por los servicios especiales de Ucrania”. Durante una intervención en la ONU esta semana, el embajador ruso volvió a acusar a Kiev directamente de terrorismo.
Incluso, Moscú dijo que ya se tiene confirmada la trayectoria que hizo el camión con explosivos. Esta habría sido Bulgaria, Georgia, Armenia, Osetia del Norte y el territorio de Krasnodar, al oeste de Rusia. Por otro lado, el jueves se informó sobre los ocho primeros detenidos. Cinco de ellos serían de nacionalidad rusa, mientras que los otros, ucranianos y armenios.
Pero la respuesta rusa, sobre todo, vino en el campo de batalla. El lunes siguiente a la explosión, Moscú lanzó un aluvión de misiles contra varias ciudades ucranianas, incluida Kiev, donde fallecieron ocho personas. Otras zonas civiles e infraestructura de energía fueron atacadas con armas de precisión desde tierra, mar y aire. Se trató de la ofensiva rusa más grande en meses. Andriy Yermak, un alto asesor del presidente ucraniano Volodimir Zelenski, consideró que los ataques no tuvieron un “sentido militar práctico” y que el objetivo de Rusia era causar una “catástrofe humanitaria”. Un análisis de The New York Times fue por el mismo camino, señalando que los ataques parecían apuntar más a barrios residenciales y a la infraestructura civil.
LA OBRA DEL SIGLO
El 15 de mayo de 2018, al volante de un camión, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, inauguraba por todo lo alto el Puente de Kerch, una megaconstrucción ambiciosa, símbolo del control ruso sobre Crimea, la disputada península que Moscú se anexionó en 2014. La construcción se había llevado a cabo a regañadientes de la Unión Europea, que la consideraba una violación territorial a Ucrania.
El puente, con un arco gigantesco de 6,000 toneladas, se alzó a 35 metros de las aguas del mar Negro y el mar Azov. Con sus 19 kilómetros, se convirtió en el más largo de Europa, superando al puente Vasco da Gama de Lisboa. Fue, además, el proyecto de ingeniería más costoso construido por una empresa rusa. Su valor ascendió a 3,600 millones de dólares.
“La obra del siglo” de Rusia estuvo a cargo de una empresa perteneciente a un oligarca ruso muy amigo de Putin y entregado seis meses antes de la fecha límite. Según medios rusos, las labores de construcción duraron en total 860 días, jornadas en las que participaron más de 10 mil trabajadores.
Aunque fue Putin quien empujó la construcción del megaproyecto, no fue el primero que lo imaginó. La idea de unir ambas penínsulas se remonta a 1064, cuando el príncipe Gleb de Minsk quiso llevar a cabo tal empresa, según narra un informe de la BBC. No obstante, no se contaba aún con la tecnología para hacer realidad el proyecto. El zar ruso Nicolás II también tuvo las mismas intenciones en el siglo pasado, que finalmente fracasaron.
Ya en 1943, a recomendación de uno de sus ministros, Adolf Hitler ordenó el inicio de su construcción con el fin de facilitar la invasión alemana durante la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, deficiencias en sus cimientos obligaron a cancelar el proyecto.
Es así que tras la anexión de Crimea en 2014 volvieron los planes para la construcción del puente. Deseos que se hicieron realidad recién en 2018.
Ahora el puente ha sido dañado. La construcción emblema de Putin y el símbolo político y físico de la unión a Crimea ha recibido un ataque. ¿Hasta dónde llegarán las represalias?
DATOS
El Ministerio de Defensa de Ucrania celebró los daños afirmando que primero se hundió en abril el buque insignia de la Flota rusa del mar Negro, el Moskva, y ahora está destruido el puente. Ukrposhta, el servicio postal nacional, lanzará un nuevo sello con el puente de Crimea en llamas, al igual que ya hizo con el Moskva. El orgullo de la Marina del Kremlin, el crucero misilístico Moskva, se hundió en abril en el mar Negro luego de sufrir graves daños por una explosión.
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