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Termómetros, mascarillas y nuevas tecnologías: la nueva vida en China tras propagación del coronavirus [FOTOS]
Coronavirus: La epidemia infectó a más de 80.000 personas en China, 3.000 de ellas mortalmente. Sin embargo se está debilitando en las últimas semanas gracias a las drásticas medidas de prevención
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La psicosis en China también está llevando a la gente a cambiar sus costumbres, como la de tomar con dos manos las tarjetas de visita, un signo de respeto. (AFP).
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Los trenes están casi vacíos por temor al contagio, lo que no impide que las webs de reserva indiquen a veces que los trenes están “completos”. (AFP).
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Autoridades miden la temperatura de un hombre que lleva una máscara en un centro comercial en el distrito financiero de Lujiazui en Shanghái el 4 de marzo de 2020. (AFP).
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Imagen de un pasajero con una máscara de protección a su llegada a la estación de tren de Wenzhou. (AFP).
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Esta foto tomada el 28 de febrero de 2020 muestra a una autoridad sanitaria tomando la temperatura a un empleado de una fábrica en Wenzhou. (AFP).
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Un pasajero muestra un código QR cuyo color define el riesgo de contagio en función de donde han estado sus propietarios. Alibaba y Tencent crearon aplicaciones que permiten a las autoridades evaluar los estados de salud. (AFP).
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En Wenzhou y otras ciudades, los conductores de taxis van incluso más lejos e instalaron paneles de plástico transparentes entre ellos y los clientes. (Reuters).
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Sin embargo se está debilitando en las últimas semanas gracias a las medidas de prevención drásticas impuestas en China que han modificado la vida diaria. (AFP).
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La epidemia de COVID-19, el nombre de la neumonía que provoca el virus, infectó a más de 80.000 personas en el país, 3.000 de ellas mortalmente. (AFP).
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Mediciones de temperaturas regulares, mascarillas obligatorias en los comercios y seguimiento de habitantes con las nuevas teconologías han pasado a formar parte de la vida en China, donde la movilización contra el coronavirus se manifiesta en todas parte
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Mediciones de temperaturas regulares, mascarillas obligatorias en los comercios y seguimiento de habitantes con las nuevas teconologías han pasado a formar parte de la vida diaria en China, donde la movilización nacional contra el coronavirus se manifiesta en todas partes.
La epidemia de COVID-19, el nombre de la neumonía que provoca el virus, infectó a más de 80.000 personas en el país, 3.000 de ellas mortalmente.
Sin embargo se está debilitando en las últimas semanas gracias a las medidas de prevención drásticas impuestas en China que han modificado la vida diaria.
En Shangái, por ejemplo, los taxistas llevan guantes blancos y exigen a los pasajeros que lleven máscara.
En Wenzhou, los conductores de vehículos de transporte con conductor van incluso más lejos e instalaron paneles de plástico transparente entre el chófer y los clientes.
Se trata de una medida a nivel nacional de líder del sector, Didi Chuxing (equivalente en China de Uber). La empresa asegura haber invertido cien millones de yuanes (13 millones de euros) para instalar equipamientos para proteger herméticamente a los conductores y los pasajeros.
Por su parte los trenes están casi vacíos por temor al contagio, lo que no impide que las webs de reserva indiquen a veces que los trenes están “completos”.
La explicación es que el sistema de reserva, para evitar que los viajeros vayan demasiado juntos, solo permite reservar una pequeña parte de los asientos disponibles.
Códigos de color
En este contexto, los gigantes chinos de internet Alibaba y Tencent crearon aplicaciones móviles que permiten a las autoridades evaluar el nivel de presunto riesgo de los ciudadanos.
Cada teléfono genera un código QR cuyo color define el riesgo de contagio en función de donde han estado sus propietarios: verde (sin ninguna restricción), amarillo (cuarentena de 7 días) o rojo (cuarentena de 14 días).
Este sistema alimenta sin embargo las críticas en materia de vida privada porque se basa en el análisis de los desplazamientos efectuados por el usuario de la aplicación.
Tener este código QR es casi obligatorio en varias ciudades del país para salir de la estaciones de tren o utilizar los transportes públicos.
En la ciudad de Wenzhou, taxis, hoteles y comercios exigen ver el color del código antes de permitir la entrada.
En todos los hoteles es obligatorio tomarse la temperatura al entrar. La toman empleados vestidos con máscaras y que usan termómetros electrónicos apuntando a la frente o a las muñecas de los clientes.
“¿Tiene usted fiebre, se siente mal, viajó a Hubei recientemente?” pregunta el recepcionista de un hotel en Wenzhou.
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“¡Quédese donde está!”
En Wenzhou hay controles similares en toda la ciudad.
En un solo día, a un periodista de la AFP le tomaron la temperatura diez veces, desde el taxista hasta el propietario de un restaurante, pasando por el vendedor de una tienda o una empleada de hotel, en un control nocturno antes de entrar en la habitación.
“¡No avance, quédese donde está!” dijo la empleada antes de que sonara el ‘bip’ del termómetro. “Todo normal, ¡Buenas noches!”.
La psicosis en China también está llevando a la gente a cambiar sus costumbres, como la de tomar con dos manos las tarjetas de visita, un signo de respeto.
Pero un responsable del ayuntamiento de Wenzhou, en vez de tomar la que la ofrecía el periodista de la AFP, le pidió que la dejara encima de la mesa.
Otro funcionario también evitó darle la mano.
“Como medida de precaución es mejor evitar saludarse así”, dijo, antes de proponer un saludo rozando los codos.
CON INFORMACIÓN DE AFP
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