Redacción PERÚ21

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En un campamento de Jinan, en , niños y niñas, hombres y mujeres de entre 8 a 30 años se levantan a las 5 de la mañana, realizan entrenamiento físicos en la mañana, almuerzan, luego descansan, vuelven a entrenar, reciben clases de ética, ven películas de guerra, cenan y se van a dormir.

Esta es la rutina militar —disciplinada y repetitiva— que deben soportar estas personas para curarles su adicción a Internet, principalmente los videojuegos en línea. En la mayoría de los casos, los familiares los obligaron a entrar en el centro de tratamiento (a veces a rastras), preocupados por su salud física y mental.

Lorenzo Maccotta, fotógrafo italiano de 33 años, ingresó por alrededor de una semana a uno de los cientos campos estilo militar en los que se pone en cuarentena a los jóvenes que usan compulsivamente la tecnología.

Para Maccotta estos centros "aniquilan su personalidad". Los jóvenes mantienen "una postura formal de silencio y obediencia. No demuestran su tristeza, pero estoy seguro de que extrañan a su familia y a sus amigos", sostiene el fotógrafo.

China reconoció la naturaleza adictiva de internet y de los juegos en línea hace muchos años, lo que propició la apertura de centros de tratamiento como el que Maccotta visitó, consignó CNN en Español.

El fotógrafo conoció a personas que jugaban videojuegos hasta por 30 horas seguidas, que perdieron el contacto con la realidad mientras el mundo digital los absorbía.

"Creo que lo que atrae a los chicos a los videojuegos es la oportunidad de obtener una gratificación (fácil) en un mundo virtual, en donde se sumergen cada vez más", dijo Maccotta.

Si bien Maccotta cree que los jóvenes se hacen más conscientes de lo que es aceptable e inaceptable para la sociedad no cree en el beneficio de las largas jornadas, el trabajo duro, la disciplina y el aislamiento ya que "para un niño es muy difícil vivir una experiencia como esta", concluyó.

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