Barack Obama y Raúl Castro protagonizaron la estampa más saltante del funeral de Nelson Mandela. (AP)
Barack Obama y Raúl Castro protagonizaron la estampa más saltante del funeral de Nelson Mandela. (AP)

Redacción PERÚ21

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La imagen de los presidentes de Estados Unidos, , y de Cuba, , estrechándose la mano durante el funeral de en generó, pese a su brevedad, una oleada de especulaciones y expectativas sobre las relaciones de los dos históricos antagonistas.

Al fin y al cabo, se trata de los mandatarios de dos países que llevan más de medio siglo enfrentados, prolongando de este modo una superada en el resto del mundo.

Hay un antecedente: y también se saludaron durante una cumbre de la ONU en el 2000. Pero era otra época, otros mandatarios y, sobre todo, no existe un registro gráfico del momento, pero el de ahora se produjo ante los ojos de millones de espectadores de todo el mundo.

No hay medio de comunicación que no destacara el gesto. Incluso en Cuba, donde la oficialista mostró fotos del momento con pies de foto como "que este gesto sea el principio del fin de la agresión de EEUU a Cuba", citando un tuit.

"Un breve pero importante apretón de manos entre Obama y Castro", señaló desde Estados Unidos la cadena CNN, mientras que consideraba que el gesto tendrá que "ser diseccionado por su simbolismo y significado político", algo que desde las redes sociales se hizo de forma intensa desde el mismo momento del inesperado saludo.

, una web moderada sobre las relaciones con Cuba y el exilio en Miami, lo definía como "un hecho simbólico, pero notable para las relaciones de dos países que por cinco décadas viven en un clima de tensiones, insultos y desencuentros tras la ruptura de relaciones diplomáticas en el apogeo de la Guerra Fría".

Con todo, más de un experto alerta en contra de un entusiasmo desbordado tras este gesto.

"Probablemente sea imprudente interpretar demasiado tras el apretón de manos", dijo a la agencia dpa el presidente del influyente centro de pensamiento Diálogo Interamericano, Michael Shifter.

Según recordó, haber ignorado al presidente cubano, sobre todo en un acto como el que los llevó hasta Johannesburgo, habría sido "embarazoso y políticamente costoso para Obama", además de ir "en contra de la generosidad de espíritu de Mandela".

"El gobierno de Obama está abierto a mejorar las relaciones con La Habana y este gesto subraya esa apertura, pero queda un largo camino por delante antes de que nadie pueda hablar de una distensión significativa", señaló Shifter.

No sería la primera vez que un gesto tan esperanzador para muchos acaba en poco. Ahí está el apretón de manos casi calcado de Obama y con el entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez, en la Cumbre de las Américas de 2009 en Trinidad y Tobago, otro gesto que generó mucha especulación pero pocos resultados políticos.

Obama, quien al inicio de su primer mandato hizo algunos gestos aperturistas hacia Cuba, sorprendió a muchos cuando el mes pasado en un acto privado en Miami, capital del exilio cubano, habló de la necesidad de "actualizar" las políticas hacia la isla de Washington con un enfoque más "creativo".

"Tenemos que ser creativos. Y tenemos que meditarlo bien. Y tenemos que continuar actualizando nuestras políticas", dijo Obama en aquella ocasión.

Para el experto cubano-estadounidense Arturo López-Levy, de la Universidad de Denver, "Obama* no puede terminar con la política del embargo de un tirón", pero sí puede resaltar las "contradicciones sin sentido de ese anacronismo de la Guerra Fría" con discursos como el de Miami y con gestos como el de hoy, con un saludo *"con soltura, apremio y sin drama" a Raúl Castro.

Con todo, también hoy en Johannesburgo, durante su discurso en honor de Mandela, Obama dio un jalón de orejas a los regímenes que no toleran voces opositoras, unas palabras que muchos consideraron iban dirigidas entre otros al mismo Castro que había saludado poco antes.

"Hay demasiados líderes que claman solidaridad con la lucha por la libertad de Madiba, pero no toleran la disidencia de su propia gente", dijo este martes Obama, unas palabras que para Shifter "sugieren que la reconciliación entre Estados Unidos y Cuba es difícilmente inminente".