Una fotografía tomada el 18 de julio de 1964 en un motel de la ciudad de San Agustín, en Florida, se convirtió en un símbolo de la segregación racial que existe en Estados Unidos.
La perturbadora imagen dio la vuelta al mundo y fue clave para el avance en la lucha por los derechos civiles en Norteamérica.
En ella se puede ver la expresión de pánico en el rostro de dos mujeres negras que nadan en una piscina mientras un hombre blanco arroja ácido al agua.
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De inmediato, la foto se convirtió en un símbolo de la segregación racial que durante décadas impidió que los negros compartieran los espacios públicos y privados con la población blanca, principalmente en estados sureños.
Si bien dicha ley fue derogada hace décadas, la muerte de George Floyd ha desatado protestas en todo Estados Unidos, pues pone en evidencia que la discriminación racial todavía afecta a muchos norteamericanos.