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A 40 años de la tragedia de los Andes
Este sábado 13 de octubre se recuerda el accidente del avión Fairchild de la Fuerza Aérea Uruguaya, que trasladaba un equipo de rugby de ese país y en el que murieron 29 personas y otras 16 sobrevivieron. Suceso inspiró la película ¡Viven!.
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"Derecho a la cima" pudo ser una consigna, un objetivo anhelado desesperadamente para escalar una montaña y volver a la vida, pero 40 años después es también una "inspiradora llamada para enfrentar los desafíos del milenio", según Fernando Parrado, uno de los 16 uruguayos sobrevivientes de la tragedia de los Andes, ocurrida el 13 de octubre de 1972.
Parrado y Roberto Canessa fueron los protagonistas centrales de aquella aventura milagrosa de 16 jóvenes que sobrevivieron a la caída de un avión Fairchild de la Fuerza Aérea Uruguaya (FAU) que se dirigía a Chile con 45 personas para disputar un partido amistoso de rugby. Doce murieron inmediatamente y otros 17 con el correr de los días.
Los 16 restantes volvieron a la vida el 22 de diciembre, 72 días después de soportar aludes, tormentas y temperaturas que llegaron hasta los 30 grados bajo cero y cuando Parrado y Canessa culminaron con éxito una travesía a pie por la montaña, hasta ser encontrados por el arriero chileno Sergio Catalán.
Ambos son ahora también conferencistas y comparten sus profesiones con charlas dirigidas principalmente a empresarios.
La tragedia de los Andes causó tal impacto que dio origen a varias películas, entre ellas ¡Viven!, libros, homenajes y exposiciones como la que se inauguró esta semana en un local del residencial barrio montevideano de Carrasco, de donde eran originarios la mayoría de aquellos jóvenes deportistas, con un promedio de 22 años.
El más joven era Carlos Páez Rodríguez, entonces con 18 años, hijo del prestigioso pintor y artista plástico uruguayo Carlos Páez Vilaró, quien resumió su experiencia de padre en el libro Entre mi hijo y yo, la luna. En este relata su odisea y su confianza en que aquellos jóvenes volverían con vida, aún cuando a los 10 días los gobiernos de ambos países dieron por concluida la búsqueda.
Carlitos Páez, como lo llaman sus amigos, tiene 58 años, es actualmente técnico agropecuario, empresario, conferencista y tiene tres hijos.
El más veterano de la delegación era Javier Methol, con 36 años, y a sus 76 años aún se dedica también a dar conferencias sobre cómo incorporar habilidades para liderar y potenciar el funcionamiento de los equipos de trabajo en entornos cambiantes y de difícil previsibilidad.
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