La delincuencia parece no tener freno en la capital. En las últimas semanas, la ciudad de Lima ha sido testigo de un aumento alarmante de la violencia, y el asesinato de Rolando Giraldi Cervantes, presidente de la empresa de transporte informal 'La Roca', es el reflejo más reciente de esta preocupante situación.
El crimen ocurrió en el distrito de San Juan de Lurigancho (SJL), en medio de una disputa entre empresas informales de minivans por el control de paraderos en la zona de Canto Grande.
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Según el coronel PNP Marcial Flores, jefe de la División de Investigación Criminal, las pesquisas señalan a dos individuos como los principales involucrados en el asesinato de Giraldi: Roger y Jorge.
Roger, líder de la empresa rival 'Bolognesi', habría sido identificado como el autor intelectual del crimen, mientras que Jorge habría sido el encargado de citar a la víctima al lugar donde fue asesinado.
El conflicto se habría originado por la hegemonía del paradero en Canto Grande, un espacio disputado por las empresas informales de transporte que operan en la zona.
A pesar de la naturaleza ilegal de estas operaciones, el control del paradero se ha convertido en un negocio lucrativo, ya que los transportistas deben pagar una suma de dinero para poder trabajar allí.
De acuerdo con el coronel PNP Marcial Flores, este sistema de pagos irregulares habría motivado la violenta disputa entre las empresas informales 'La Roca' y 'Bolognesi'.
Hasta el momento, la Policía ha detenido a dos personas en relación con el asesinato. Una de ellas es alias 'Pitufo', un joven de 19 años que habría sido el autor material de los disparos que acabaron con la vida de Giraldi.
El segundo detenido es José Carlos Huarote Condo, alias 'Pepe', también transportista y presunto cómplice en el crimen.
San Juan de Lurigancho, el distrito más poblado de Lima, ha visto crecer la violencia ligada al transporte informal, un problema complejo que involucra la falta de regulación y la competencia descontrolada entre empresas que operan sin permisos legales. Las autoridades enfrentan un reto mayor para restablecer el orden en un sector en el que los intereses económicos y la falta de control facilitan la actividad delictiva.
El asesinato de Rolando Giraldi no solo pone en evidencia la peligrosa escalada de violencia entre las empresas de transporte informal, sino que también refleja la urgente necesidad de que las autoridades locales y nacionales tomen medidas efectivas para regular esta actividad. La informalidad sigue siendo un terreno fértil para la corrupción y la violencia, afectando la seguridad de miles de personas en Lima.
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