Paralelamente a las turbulencias políticas, que no fueron pocas, durante el 2022 la capital fue testigo de otros males que impactaron al ciudadano de a pie. Veamos lo que nos dejó el año.
El derrame de más de 11 mil barriles de petróleo en el mar de Ventanilla, que generó una de las tragedias ecológicas más grandes que se hayan conocido en Lima y en Callao, la muerte de dos bomberos ocurrida tras el impacto de un avión con un camión de emergencias, la ola imparable de robos y asesinatos a cargo de sicarios cada vez más avezados y, dentro de ese marco, el brutal hecho ocurrido en la Estación La Cultura de la Línea 1 del Metro, donde mafias que lucran con las tarjetas de pago casi mata a una mujer.
También queda en nuestras retinas el atentado en San Martín de Porres contra buses de la empresa Flores, que fueron quemados por transportistas informales. Todo ello mientras las tres olas del COVID-19, y su estela de muerte, iban quedando atrás.
FRENTE AL MAR DE VENTANILLA. Una mancha negra emergió de lo profundo del mar la tarde del 15 de enero. En apenas unas horas llegó a Santa Rosa y siguió hasta Ancón. Pero no se detuvo: se extendió hasta Aucallama. Más de 11 mil barriles derramados, miles de aves muertas y miles de damnificados, la mayoría pescadores.
POR ENCARGO: Una sicaria bajó, la mañana del 1 de julio, de una moto y baleó a Milagros Arando. La mafia venezolana El Tren de Aragua habría encargado el crimen por disputa en la reventa de pasajes del Metro de Lima.
SMART CITY. Un pórtico con cámaras que incorporan la inteligencia artificial fue instalado en la cuadra 29 de la Av. Benavides, en Miraflores, para combatir la inseguridad.
INFORMALIDAD. Dos sujetos arrojaron bombas molotov al local de la empresa Flores la madrugada del 30 de agosto.