Redacción PERÚ21

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Marisol Martínez escribía cuidadosamente sobre unas cajas los nombres y apellidos que su hijo le iba dictando. A su lado, estaban cinco personas más haciendo lo mismo, con mucho entusiasmo. Nadie se quejaba por el laborioso trabajo en el intenso calor de la ciudad. Minutos más tarde, vimos que el local se iba llenando de cajas con números y nombres.

Marisol es la gerenta general de la Fundación Ángeles de Esperanza, y en esas cajas que trabajó sin descanso llevó ayer amor y productos de primera necesidad a 60 familias afectadas por los huaicos y desbordes de las zonas de Lúcuma Seca y San Pedro de Casta en Chosica.

La madre de cuatro hijos tiene un corazón solidario, heredado de su padre, el reconocido presentador de noticias Humberto Martínez Morosini, fallecido en 2015. "La solidaridad es algo que se aprende en casa. Es un valor más que uno debe inculcar a sus hijos. Mi padre era un hombre muy solidario", recuerda Marisol. Por eso, en 2007 creó la fundación, y su padre fue el presidente.

Empezó ayudando a implementar el Hogar Reina de la Paz, que recibe niñas violadas, y madres adolescentes, y ahora cada año celebra una fiesta de quince años para las chicas del hogar; luego apoyó a las madres de Pamplona con el fin de implementar su comedor popular, y junto a la fundación Amigos de los Niños, dan una fiesta de Navidad a cientos de pequeños en la zona de Pachacútec.

El amor que dan, junto a su equipo de 15 personas, es mayor con cada proyecto. El año pasado crearon el proyecto 'Carpa de la Esperanza'. "Pido a las personas de buena voluntad que donen cosas en buen estado que ya no usen: mesas, sofás, sillas, colchones, televisores. Y me voy a una zona de extrema pobreza, censamos a la gente que vive en condiciones infrahumanas, y ellos reciben las donaciones".

Pero Martínez no cree que regalar cosas sea la respuesta. Ella solicita a las personas beneficiadas que en dos meses junten botellas de plástico, las cuales son trasladadas al Ministerio del Ambiente, donde las convierten en colchas que son llevadas a las zonas afectadas por olas de frío en nuestro país.

"Así se cumple un ciclo de dar y recibir. Entonces, todos hacemos algo por otra persona. El año pasado logramos recolectar casi una tonelada de plástico con 50 familias. Por ese trabajo, ellas recibieron todo lo que recolectamos. Este año se ha sumado Gastón Acurio. Nos ha donado dinero para comprar cocinas nuevas", cuenta con gran satisfacción.La última de cuatro hermanos se siente muy identificada con el sacrificio de las mujeres de bajos recursos, quienes solo necesitan una oportunidad para surgir.

"Las mujeres necesitamos oportunidades, sobre todo las que vienen de lugares donde las condiciones no son tan favorables. Las mujeres de por sí tenemos en nuestro ADN el ser guerreras. En especial, las peruanas nos agenciamos para sacar adelante la familia, los hijos, y el trabajo", reflexiona, aunque reconoce que hay muchos hombres "valiosos", y asegura que aquellos que la necesitan "siempre contarán" con su apoyo.

La ex Miss Perú 1990 espera que algún día las mujeres ganen igual que los hombres, que no sean acosadas en las calles con frases "asquerosas" y que no se sugiera "que somos culpables de que nos violen por cómo nos vestimos".

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