(Renzo Salazar)
(Renzo Salazar)

Redacción PERÚ21

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Pese a que los golpes y la violencia se repetían día a día en su hogar, en Huancayo, María nunca se atrevió a detener el abuso o dejar a su pareja. Fue él quien se fue de la casa con otra mujer. Con su segundo compromiso la historia se repetía, pero María dijo 'basta'.

"Una vez lo denuncié porque me rompió la ceja, pero su familia me convenció para que retirara la denuncia. Entonces ya tenía a mis cinco hijos y ellos sufrían al verme en esa situación. Los problemas siempre eran por las diferencias que mi esposo hacía con mis dos hijos del primer compromiso. Por ellos cambié de la noche a la mañana. Un día me dije a mí misma 'basta, esto debe cambiar'", manifiesta María.

Aunque su esposo al principio no quería que ella trabajara, María se impuso y además hizo una lista con condiciones para seguir como pareja. "Yo trabajaba, así que pensé: si se va, igualito sigo para adelante con mis hijos", recuerda.

Entonces por cuestiones laborales, la pareja se fue a vivir a la selva y allí solos empezaron una nueva vida.

"El cambio se fue dando poco a poco, conversamos, fuimos negociando, él fue cediendo y yo también. Ahora vivimos en un hogar armonioso y mi esposo respeta mis derechos", asegura.