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El futuro no es lo que solía ser
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Por Juan José Roca Rey
IG: @jjrocarey
“El futuro no es lo que solía ser” –”The future ain’t what it used to be”– fue algo que leí hace mucho tiempo en una pintura y que me quedó rondando por la cabeza. En ese entonces no le encontraba mucho sentido. Lo relacionaba más con temas de tecnología o calentamiento global. Pero nunca me imaginé que algún día lo vería tan plasmado en nuestro presente.
Es que, al mirar hacia el futuro, ya no vemos el mismo paisaje. El mundo recibió sin preparación alguna uno de los golpes más fuertes en décadas. En pocos días se nos apagó la preocupación por la rutina, se apagaron los despertadores y, en algunos casos, se desvanecieron las metas a corto plazo.
Yendo de dos semanas en dos semanas más de cuarentena y parando casi totalmente la economía, notamos cómo se iba quemando gran parte de nuestro colchón de ahorros, fuimos testigos del radical cambio de modales, inauguramos el saludo a lo lejos como fundamento de la nueva sociedad y, aunque ahora que han pasado algunos meses ya nos parezca algo casi normal, concebimos las mascarillas como última tendencia de la moda (de esta “nueva normalidad”).
En poco tiempo hemos cambiado tanto y sin darnos cuenta, como si el cambio hubiese estado durmiendo en nuestro ADN en todo momento, como si estuviese peleando por salir a gritos. Y es que siempre lo estuvo. El ser humano ha sufrido tantos cambios radicales a lo largo de su historia, habiendo logrado llevar también consigo un constante crecimiento como sociedad, maniobrando radicalmente las curvas de su economía y erradicando a lo largo del tiempo los problemas que se veían imposibles de resolver en su época.
Este primero de julio caducó otro nivel más en nuestra cuarentena y pudimos por fin estirar las piernas. No por el hecho de que hayamos sobrepasado victoriosos el rompemuelle llamado COVID-19, sino porque ha llegado el momento de reactivar el país. Dejamos durante demasiado tiempo el automóvil en neutro y es hora de enganchar la primera velocidad.
Pero, ¿en dónde nos deja esta disminución de velocidades en nuestro ritmo de vida? ¿Qué es lo que nos espera? ¿Hacia dónde vamos? No es simple leer el futuro en momentos de incertidumbre. Por esto es que normalmente todos los que callan sobre el futuro son los únicos que terminan teniendo la razón. Y más que decir que se vienen tiempos negativos o positivos, hay que decir que se acercan tiempos de cambio: recordemos que el dinero y el valor no desaparecen, solo se reacomodan en los distintos sectores y mercados del mundo, como sucede con las mareas.
Empezando por muchas de las pequeñas y medianas empresas que dejaron en suspensión laboral a sus planillas, se podría esperar que en los próximos meses opten por los ceses colectivos teniendo que asumir todas aquellas liquidaciones de personal. Con esto dicho, las estimaciones nos llevan a creer que de un desempleo que rodeaba el 5% en nuestro país, llegaremos a bordear ahora el 10%; asimismo, esperamos que, mientras estemos en épocas de recuperación, desaparezcan muchos de los bonos de éxito que ya formaban parte del estilo de vida de algunos empleados. Y, aunque todo esto pueda ser reabsorbido poco a poco hasta volver a los niveles pre-COVID-19, se teme que este incremento del desempleo también conlleve un aumento de la informalidad del país a corto plazo, lo cual siempre terminará siendo un retraso explosivo para nuestro futuro.
Por otro lado, el COVID-19 ha traído consigo un aumento en la tendencia del trabajo remoto, que en muchos casos ha venido para quedarse. Esto puede llevar a una reacción en cadena (como ya hemos estado notando) de las nuevas costumbres de las personas, el nuevo estilo de vida, las nuevas necesidades y el empuje que necesitaban negocios como lo son las empresas de última milla, plataformas de e-commerce, delivery de comidas, dark kitchens, entre otros nuevos modelos que creíamos que veríamos funcionando aún en muchos años más y que ahora se han visto casi forzados a salir a la luz. Y es que esta pandemia, así como vino a llevarse lo tradicional y clásico, también trajo consigo un empuje brutal de la importancia de la experiencia del usuario en casa y de la utilización de la web.
Dicen que los ciegos tienen una visión más positiva en un mundo a oscuras y es que el mundo está avanzando tan rápido que las nuevas ideas están saliendo no de los más teóricos, sino de los más prácticos. No de los que se empeñan por seguir peleando por mantener antiguos modelos a toda costa, contra viento y marea, sino de los que se atreven a cambiar y transformarse por completo.
En una época en la que contamos con noticias al instante en la palma de la mano, en la que hemos visto a científicos, gobiernos y profesionales de primera equivocándose una y otra vez ante los desconocidos sucesos que nos han sobrevenido. En esta época en la que la adaptación será la única solución, las decisiones que tomemos en los próximos meses serán las que nos lleven a ver esto como una oportunidad o como una crisis más en nuestra historia.
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