Flor Bonifacio fue víctima de agresiones por varios años. (Roberto Cáceres/Perú21)
Flor Bonifacio fue víctima de agresiones por varios años. (Roberto Cáceres/Perú21)

Redacción PERÚ21

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Flor Bonifacio (39) todavía recuerda el terror. Ella vivió 8 años de agresiones por la persona que alguna vez amó, pero decidió ponerle un alto por sus hijos. Ahora apoya a otras víctimas de violencia en Centro de Ayuda a la Mujer en Manchay.

TESTIMONIO

"Aún recuerdo el terror que se apoderaba de mí cuando se acercaban los fines de semana ya que eran los días que él bebía y que yo recibía innumerables golpizas, así que hacía dormir temprano a mis hijos para que no escuchen los gritos, ni los golpes, pero mis niños crecieron y se dieron cuenta de la agresividad de su padre. Empezaron a temerle.

Viví cerca de 8 años dentro de una espiral de violencia que creí interminable. Él empezó a maltratarme psicológica y fisicamente, con el nacimiento de mi tercer hijo se volvió más violento contra mí. Era tan constante el maltrato que llegué a pensar que era algo normal. Tiempo después, él afrontó un lío con la justicia y se entregó a la religión.

Ingenuamente creí que había cambiado, tanto me aferré a esa idea que decidimos tener un cuarto hijo y casi nos casamos. En 2007 con 7 meses de gestación descubrí que me engañaba y me separé de él. Sin embargo la violencia continuó. Pese a que lo eché de la casa, me amenazaba con quitarme a mis hijos, con matarme, con quemar la casa.

Para protegerme a mí y a mis hijos me llené de valor y aunque no fue fácil porque las instancias que debían protegerme solo me cuestionaban, no me di por vencida. Recurrí a la Casa de la Mujer y entendí que nosotras decidimos poner un alto a las agresiones y denunciar. Basta ya de creer que merecemos ser maltratadas. Con esa misma fortaleza ahora oriento a otras mujeres víctimas de violencia y saqué adelante a mis cuatro hijos".

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