Tras 38 días de sufrimiento en una sala de cuidados intensivos del Hospital Almenara, Eyvi Ágreda —la joven de 22 años que fue bañada en gasolina y prendida en fuego por Carlos Hualpa Vacas, el pasado abril— no resistió más y falleció.
Su rostro, cabeza y abdomen sufrieron los peores estragos de las quemaduras. Perú21 confirmó que la joven murió debido a una infección generalizada. En solo unas horas, el país concentrado en la fiebre mundialista ha volteado toda su atención a este feminicidio atroz.
El sentir es colectivo: el grito de justicia para Eyvi y la pena drástica para su agresor. Este diario recogió los testimonios de algunos transeúntes del Jirón de la Unión. "Que su muerte no quede impune", "Las autoridades deben incorporar leyes drásticas para los agresores", "Debemos protegernos como mujeres y hacer escuchar nuestra voz", son las manifestaciones más comunes.
Al cierre de esta nota, el cuerpo sin vida de la joven acababa de ingresar a la Morgue de Lima. Según sus familiares, su madre había ingresado de emergencia debido a una descompensación.