El perfil psicológico de los autores del doble crimen y descuartizamientos: “Frustraciones y deseos de venganza”

Es cuestión de tiempo para que las autoridades determinen el grado de culpabilidad de los implicados en el doble crimen del peruano Jafet Torrico Jara y el venezolano Rúben Matamoros Delgado, quienes fueron asesinados y descuartizados al interior de un cuarto del hostal Señor de Sipán en San Martín de Porres.

Diez días han transcurrido desde que se descubrió el crimen y algunos sospechosos ya se encuentran bajo custodia policial.

Entre las pruebas que analiza la policía figura, además de los videos de las cámaras de seguridad del hostal, un video grabado desde el celular de uno de los asesinos, donde se observa el alto grado de ensañamiento contra los restos del peruano Jafet Torrico.

¿QUÉ MOTIVA A LOS ASESINOS?

Para el médico psiquiatra Walter Humberto Castillo Martell, exdirector del Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado Hideyo-Noguchi y asesor del despacho ministerial de Salud, estas acciones delictivas responden a un tipo determinado de motivaciones.

“Puede existir una motivación delictiva, en donde se busca un beneficio monetario y hay un bloqueo de las emociones para cometer un crimen. A la persona se le cosifica, se le ve como un objeto, y así se utiliza la violencia necesaria y suficiente para reducir a la víctima”, detalla Castillo Martell.

Además, existen también algunas razones ocultas para la violencia. “Puede tratarse de un tema de ensañamiento en donde lo que prima es la descarga de emociones, de frustraciones acumuladas y hasta de deseo de venganza”, explicó el especialista en psiquiatría, indicando que el actuar de los asesinos podría estar bajo esta motivación.

La cultura anómica en Venezuela

El doctor Humberto Castillo señala que un asesino no nace, se hace. Es decir, es motivado por una serie de factores externos e internos, que muchas veces se determinan por la cultura en la que vive y el entorno familiar. En psicología el término anomia es un estado que surge cuando las reglas sociales ya no son respetadas en un grupo social.

“Existen culturas anómicas donde faltan normas y hay una estructura social fragmentada que no permite que las personas logren sus metas en sociedad. Aquí se han perdido las normas sociales y se vive en una especie de mundo paralelo”, confirmó.

Por ejemplo, una cultura anómica es la que se vive actualmente en Venezuela debido a la crisis general que atraviesa. “La situación actual de Venezuela hace que las personas vivan en un modo de sobrevivencia. Las sociedades fragmentadas también influyen en el modo de actuar”, comenta el especialista.

Sin embargo, Castillo Martell enfatiza en que “no se puede atribuir este tipo de conductas a una nacionalidad. Es erróneo afirmar algo así”, indicando que los hechos delictivos se registran también por autores peruanos.

En ese sentido, descartó también que las personas con trastornos en la personalidad sean asesinos o que esta condición cause estos comportamientos delictivos. “Hay estadísticas de personas con trastornos con índices menores de cometer homicidios que aquellas personas sin trastornos”, explicó.

Cuando el criminal niega todo

Por otra parte, en el análisis del comportamiento de los asesinos, el psiquiatra explicó que ellos desarrollan una especie de dualidad de la personalidad. “Viven en esa especie de mundo paralelo donde las reglas son distintas, entonces, cuando vuelven al mundo regular, se victimizan y actúan de manera que sea conveniente para ellos, por eso aparentan ser inocentes y niegan lo que han cometido”.

Finalmente, señaló que dentro de ese ‘mundo paralelo’ en el cual viven los criminales, las reglas son distintas, y la forma de ganarse el respeto es a través de la violencia. “Es por eso que para algunos criminales es una especie de logro aparecer en las portadas de los diarios, porque eso les da reconocimiento”.