El amargo sabor de trabajar en el Centro de Lima.
El amargo sabor de trabajar en el Centro de Lima.

Están en coma. Hacen lo posible por sobrevivir. Luchan, pero nada es suficiente. Son víctimas de la que se creen con el derecho de intimidar, irrumpir en las calles y amenazar. Cuatro testimonios de dueños de negocios que se niegan a cerrar y que aún apuestan por el centro de la capital.

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EMBARGADO. Las marchas y el cierre de las calles del Centro lo hicieron perder gran parte de su patrimonio. (Foto: JAVIER ZAPATA)
EMBARGADO. Las marchas y el cierre de las calles del Centro lo hicieron perder gran parte de su patrimonio. (Foto: JAVIER ZAPATA)

Víctor Contreras, empresario textil: “Muchos negocios de la zona hemos quebrado”

Victor Contreras, empresario textil
Video Javier Zapata

“Este problema tiene varios años. A tal punto que muchos negocios por esa zona hemos quebrado. Yo, a causa de las marchas, dejé de pagar unas cuotas al banco porque mi tienda paraba más cerrada que abierta. Entonces vino la pandemia y el banco me embargó. Actualmente, sigo en un litigio por una deuda de dos millones de soles. Me quieren embargar toda una propiedad que vale más de 10 millones, que se encuentra ubicada en el jirón Huallaga 240. Todo esto es ocasionado por el cierre de la calle. Ponen rejas cada vez que hay problemas. Yo tengo una marca de ropa, Yol Fashion. Ahora me dedico a alquilar, a subarrendar, al tema inmobiliario. La ropa está al mínimo. Llevo trabajando en el centro de Lima desde el año 89. Tengo 69 años y toda mi vida he trabajado. Nosotros solo le pedimos a los manifestantes que respeten los derechos de los ciudadanos, del trabajador común y corriente como nosotros, que vivimos de nuestro trabajo. Nosotros respetamos sus derechos, pero que reclamen sus derechos sin agredir ni perjudicar los otros derechos. Nosotros tenemos obligaciones con la SUNAT, tenemos obligaciones con nuestro personal, tenemos deudas que pagar”.

INDIGNACIÓN. "Al no fluir público. uno pasa al olvido", así sintetiza Leonidas Vallejo el impacto de las manifestaciones en el Centro de Lima.
INDIGNACIÓN. "Al no fluir público. uno pasa al olvido", así sintetiza Leonidas Vallejo el impacto de las manifestaciones en el Centro de Lima.

Leonidas Vallejo, distribuidor de calzado: “Las calles son del pueblo, pero para respetarnos”

Leonidas Vallejo- Zapatería "El Vallejo"
Video Javier Zapata

“Como negocio, tenemos unos 86 años en el centro de Lima. Soy sobrino-nieto de César Vallejo. Todo comenzó con mi padre, que hacía zapatos, con su gente, a la manera antigua. Se llamaba Zapatería Vallejo. Ya en 1980, yo fundo la empresa Distribuidora Vallejo, que se instala en el jirón Carabaya 109, luego de acabar mi carrera de Ciencias Económicas en una universidad en EE.UU. Puedo decir, a mis 77 años, que tengo toda una vida en esta zona. Debido a las protestas, tenemos una venta que equivale al 40% a 50% de lo que vendíamos antes. Ya no hay manera de defenderse porque, en realidad, no fluye público. Al no fluir público, uno pasa al olvido. Al hacerse tantas manifestaciones violentas en el centro, usted no puede ir a comprar con comodidad, la gente tiene miedo de pasar por el jirón Carabaya. Considero que las calles son del pueblo, pero para respetarnos entre nosotros, no para estar peleándonos y trayendo un desorden y peligro a toda la gente que pasa por acá. Esto es peor que la pandemia, porque la pandemia dura un tiempo, pero esto puede ser para siempre”.

Salvador Ode, propietario de Casa Ode, recuerda que, con el hoy detenido Pedro Castillo, el Centro Histórico estuvo cerrado 134 días. Foto: (JAVIER ZAPATA)
Salvador Ode, propietario de Casa Ode, recuerda que, con el hoy detenido Pedro Castillo, el Centro Histórico estuvo cerrado 134 días. Foto: (JAVIER ZAPATA)

Salvador Ode, propietario de Casa Ode: “No saben todo el daño que le hacen al país”

Salvador Ode, propietario Casa Ode
Video Javier Zapata

“Esto de la ‘toma de Lima’ es una payasada más. Los manifestantes no saben el daño que nos están haciendo a todos los peruanos con ese desorden que están generando. Hoy en día deberíamos estar preocupadísimos por el fenómeno de El Niño, más que por otras cosas. A nosotros, los comerciantes y restaurantes de la zona, nos afectó muchísimo la pandemia y nos estamos recuperando. Venimos del gobierno de Pedro Castillo, que el año pasado tuvo 134 días cerrado el Centro Histórico. Eso de crear desorden y romper y destrozar locales, que no solamente son privados sino estatales, que nos cuestan a todos, no pues. Antes yo estaba frente a Palacio de Gobierno, ahora estoy a una cuadra de la Plaza de Armas (Jirón de la Unión 580). No te imaginas la cantidad de plata que he perdido. Muchos años de trabajo. Casa Ode estuvo 77 años en la Plaza de Armas, desde 1945. Prácticamente, nací en esa tienda, hace 66 años. Y la cerramos en agosto de 2022. La única tienda que me queda es la del Jirón de la Unión. A los manifestantes les digo que nos dejen trabajar, que busquen otras estrategias para solucionar sus problemas”.

RESPETO. Considera que la gente tiene derecho a protestar, pero sin dañar la propiedad pública o privada ni agrediendo a autoridades ni a transeúntes. (Foto: JAVIER ZAPATA)
RESPETO. Considera que la gente tiene derecho a protestar, pero sin dañar la propiedad pública o privada ni agrediendo a autoridades ni a transeúntes. (Foto: JAVIER ZAPATA)

Jacinto Delgado, socio del Bar Cordano: “Los problemas sociales han sido más fuertes”

Jacinto Delgado del restaurante bar Cordano
Video Javier Zapata

“Yo tengo más de 70 años y en la quincena de junio he cumplido 50 años trabajando en el Bar Cordano. Soy de Áncash. La verdad es que las crisis no son novedad. Hemos vivido las revueltas de la década de los 70, el primer gobierno de Alan García, el shock de 1990, la marcha de los Cuatro Suyos y todas las tomas de Lima. Siempre ha habido problemas sociales. Pero también hay que reconocer que en los últimos cinco o seis años, estos han sido más fuertes, han sido más complicados por las violentas marchas y por el cierre del Centro Histórico. A nosotros nos perjudica en todo sentido. Más que nada porque estamos al costado de Palacio de Gobierno, que es el lugar al que todos los manifestantes quieren llegar. Justo cuando nos encontrábamos recuperándonos de la pandemia, sucede esto. La gente tiene derecho de protestar. Pero hay formas de protestar, no destruyendo cosas, afectando a la propiedad privada, faltando el respeto a la Policía. Todo eso genera inseguridad para trabajar, espanta a la gente. Tenemos que respetar a las autoridades. Esto no es bueno. Acá trabajamos 20 personas, cada una tiene su familia. Y por las protestas nos quedamos sin ingresos”.

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