EXPUESTOS. Nadie controló llegada de pasajera en el aeropuerto. (Foto: Mariana Ruiz)
EXPUESTOS. Nadie controló llegada de pasajera en el aeropuerto. (Foto: Mariana Ruiz)

Desde el último miércoles, cuando el presidente anunció la suspensión de viajes provenientes de Europa y Asia, pasé días muy complicados buscando la forma de abandonar España y volver a Perú. Cuando, por fin, arribé al aeropuerto internacional Jorge Chávez, esperaba pasar por algún examen de salud, pero no fue así.

La noche del sábado me encontraba en Madrid, pude abordar un avión con destino a Lima, gracias al apoyo que me brindaron el Consulado del Perú y la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), donde curso una maestría que me llevó a España.

Cerca de las 10:15 de la noche, subí al avión y a las 6:25 de la mañana ya estaba en Sao Paulo, donde tocaba una conexión. Si bien no pasé ningún control médico al llegar a Brasil, tanto en el aeropuerto paulista como en el avión advertían sobre la importancia del con un mensaje que se repetía cada 30 minutos por los altavoces.

Ya en el vuelo a Lima, advertí que iban pocos pasajeros. La aerolínea nos brindó un desayuno servido en utensilios metálicos, lo cual me pareció extraño ya que –en estas circunstancias– hubiese sido más higiénico utilizar cubiertos y platos descartables.

Aproximadamente 20 minutos antes de aterrizar, personal de la tripulación pasó por los asientos para entregar una hoja a los viajeros. Yo me encontraba en los servicios en esos momentos, por lo que no la recibí.

Cuando volví, noté que se trataba de la Declaración Jurada de Salud del Viajero para Prevenir el . Nadie me dio indicaciones al respecto. Tuve que acercarme al personal de la aerolínea para pedirla. Mientras llenaba el formulario, los demás pasajeros iban desembarcando. Entregué el documento y salí al final, esperando ver al personal médico que me examinaría para descartar posibles síntomas del coronavirus para, al fin, poder ir a casa.

Pero esto no sucedió. Había bastante movimiento de personal del Ministerio de Salud (Minsa) y de Migraciones en el aeropuerto, pero ninguno se acercó a preguntarme de dónde provenía, si era peruana, extranjera...

No dije nada pues creí que el chequeo se daría en Migraciones, donde sellan los pasaportes. Pero ahí, una vez más, no hubo control. No me preguntaron detalles acerca de mi viaje, ni si había presentado síntomas sospechosos de alguna enfermedad respiratoria. Todo lo que me pidieron fue el número de mi celular, la dirección de mi casa y mi correo electrónico.

Salí del aeropuerto y ya me encuentro en casa, cumpliendo cuarentena voluntaria porque vengo de Europa. No sé si no me revisaron porque mi vuelo de conexión partía de Brasil, pero la idea es generar consciencia porque así como yo, muchas personas que podrían ser portadoras del virus y llegar enfermas, están pasando desapercibidas.