Jorge Luis Salas Arenas rubricó en una resolución de este año el trauma que le provocó presidir el Jurado Nacional de Elecciones (JNE). El magistrado ordenó levantar un cerco de cinco metros de alto que proteja la sede de Jesús María —donde despacha— de iracundas manifestaciones, como las que se registraron en la última campaña de 2021. El costo económico pareció importar poco, porque el Estado gastará la exorbitante suma de S/1’500,000 para su construcción. El JNE se convertirá en una fortaleza impenetrable.
La idea de un muro antiprotestas fue aprobada por Salas Arenas en 2022. Para ese año, el órgano electoral y su presidente eran permanentemente agredidos en las calles y en las redes sociales por violentos manifestantes que acusaban fraude en las elecciones que ganó el golpista Pedro Castillo.
El 5 de abril de 2022, por ejemplo, decenas de vándalos atacaron con piedras el local del Centro de Lima del JNE, lo que provocó daños a la fachada, e incluso intentaron abrir las puertas ubicadas en el jirón Lampa.
Y, en junio de ese año, un video difundido por la misma entidad mostraba a una turba en el ingreso al recinto de Jesús María que amenazaba e insultaba a toda persona que saliera o entrara al edificio. Una motocicleta estacionada en el lugar, que le pertenecía a un funcionario público, fue destrozada por la agresiva gente.
Justamente, en ese mismo mes, el ingeniero Omar Escate Ravello presentó el proyecto para remodelar las paredes exteriores. El plan incluye asentar casetas de seguridad que permitan una mejor vigilancia.
La base del JNE en Jesús María tiene tres frontis y los muros que los separan de la calle son de distinto material. Actualmente, para el jirón Nazca, por donde ingresa el vehículo de Salas Arenas, la pared es de lata.
Y para el jirón Pachacútec y la avenida Talara, el cerco es de concreto hasta determinada altura para dar paso a fierros en forma de púas.
El documento firmado por Escate propone cimentar un cerco perimétrico de concreto armado que bordee toda la edificación. La altura será de 4.50 metros. Sobre las placas de concreto se colocarán rejas metálicas de 50 centímetros y con ello se completarán los cinco metros desde el nivel de la vereda.
En la justificación del proyecto se precisa la razón de este cambio estructural: “Brindar seguridad al personal jurisdiccional y administrativo; asegurar el resguardo de los bienes patrimoniales y de los expedientes electorales”.
Según el documento, el presupuesto total para esta obra se fijó en S/1’193,057, lo que bien puede equivaler a una inmensa casa de dos pisos con jardín en un cómodo distrito de Lima.
Pese a la urgencia que se demandaba, el titular del JNE aprobó recién en diciembre de 2022 el expediente técnico para requerir al Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) el fondo adicional. Ese requerimiento también incluía la compra de dos modernos vehículos. No obstante, el MEF no aprobó esas adquisiciones.
El dinero tampoco llegó rápido. Tuvo que pasar año y medio para el desembolso, lo que implicó, además, que el precio final se incrementara.
De salida
Fueron 101 empresas las que participaron de la licitación, convocada en agosto de 2024, para la ejecución de la fortificada pared. El costo de inversión ya no era de S/1’193,057, como en 2022, sino de S/1’413,41. Más de 220 mil soles de diferencia.
A través de la resolución 32-2024-P/JNE, Salas Arenas autorizó el 22 de marzo último la “actualización” de las tarifas debido a las observaciones que hicieron especialistas a la propuesta original.
De esta forma, la sola construcción pasó a costar S/1’413,41, mientras que la supervisión del proyecto se incrementó de S/35,000 a S/107,619, el expediente técnico se valoró en S/10,250 y se agregó una liquidación de S/886. El precio total aprobado ahora era de S/1’532,170.
Fuentes consultadas por Perú21 indicaron que el presidente del JNE expresó su sorpresa por el tiempo que tomó el proceso. Precisaron que el magistrado esperaba terminado el cerco perimétrico para principios de 2023 y no para sus últimos meses en funciones, ya que los cuatro años de gestión de Salas Arenas culminan en noviembre de este año (ver recuadro).
Es decir, se necesitaba el cerco en un contexto diferente, no en el actual, en el que ya no se perciben las violentas manifestaciones.
Contratistas Generales Marreros, que ganó el concurso entre el centenar de empresas, empezará mañana con las labores para desmantelar el material que hoy es la fachada. Según el cronograma, el muro debe ser concluido en 120 días; ese plazo se cumple en enero de 2025.
De acuerdo con las fuentes, los cinco miembros del Pleno del JNE se mudarían a la sede del Centro de Lima para evitar el ruido y el polvo que provocarán esos trabajos.
Desde el ente electoral explicaron a este diario que la demora para el inicio de las obras se debió a que el MEF debía autorizar la partida presupuestal después de un análisis técnico.
Respecto al incremento del valor del proyecto, señalaron que ello se justifica porque se debe hacer un nuevo estudio de mercado porque los precios cambian de un año a otro.
Al final, Salas Arenas no consiguió lo que quiso: dirigir el JNE desde un fortín. Los últimos días de su mandato los vive en calma, o al menos hasta que sus críticos así lo decidan.
Ningún juez supremo quiere ser presidente del Jurado Nacional de Elecciones
Los ataques, insultos y agresiones que ha recibido la actual gestión del JNE en época electoral han atemorizado a los jueces supremos. A menos de tres meses de elegir al nuevo presidente del ente electoral, ningún candidato se asoma para suceder a Jorge Luis Salas Arenas y organizar los comicios de 2026.
Fuentes judiciales consultadas por Perú21 confirmaron que en Sala Plena no se contempla votar por la reelección de Salas Arenas. Por tanto, un nuevo magistrado deberá asumir esa responsabilidad.
Las fuentes indicaron que algunos jueces han expresado su apoyo a Elvia Barrios, expresidenta de la Corte Suprema, para que tome las riendas del JNE. No obstante, Barrios ha declinado a esa posibilidad.
“El que sea elegido hará un favor al país. Asumir como está la situación es como recibir dinamita”, dijo un magistrado supremo, quien pidió mantener en reserva su identidad. Hay nervios en el Poder Judicial.
Son otras épocas. Para un supremo, ir al JNE solía ser como un descanso a las gestiones judiciales, una pausa en la línea de carrera. Ahora, por la polarización y la crispación política, puede quedar expuesto ante los colectivos extremistas que solo se calman cuando los resultados salen como ellos quieren.
En todo caso, si ninguno de los 18 jueces presenta su candidatura, la Sala Plena deberá resolver el impase eligiendo al titular del JNE por los siguientes cuatro años.
