Entre Palacio y la DINI se pelotean al asesor presidencial de inteligencia Henry Shimabukuro

La Dirección Nacional de Inteligencia cierra filas y niega a asesor de Pedro Castillo, pero en el Despacho Presidencial tenían otra versión del tema. Ninguna institución quiere responder y transparentar qué función cumple. Pero algo huele mal.
Suelto en plaza. Shimabukuro ingresa como si nada a Palacio y nadie quiere explicar qué hace.

El gobierno de no quiere hacerse cargo ni dar explicaciones de qué función viene cumpliendo —ni a razón de qué— su asesor , un misterioso personaje asiduo a Palacio de Gobierno, donde se pasea y permanece por largas horas, y que visita ministerios en representación del Despacho Presidencial sin figurar ni siquiera en alguna planilla del Estado.

Perú21 . Respecto de él, funcionarios palaciegos aseguran que se presenta en la interna como “asesor en temas de inteligencia” y que despacha directamente con Castillo. Un video de seguridad lo ubica paseando por el Salón Dorado de Palacio, y una fotografía da cuenta de su lugar privilegiado en el estacionamiento de la Casa de Pizarro. A buena cuenta, su acceso al poder es más que evidente.

Y, pese a que las irregularidades sobran —como ingresar a una entidad, según los registros, como trabajador del Congreso, cuando tampoco trabaja ahí—, la Fiscalía todavía no toma cartas en el asunto. Donde sí se vienen realizando algunas indagaciones es en la Contraloría, pero todo se mantiene hasta ahora en absoluta reserva.

La institución solo ha querido confirmar a este diario hace unos días que el Órgano de Control Institucional del Despacho Presidencial sí viene recopilando información sobre el caso de Shimabukuro, y que esperan que “en la segunda quincena de mayo” se pueda decidir “si corresponde activar un servicio de control”. Una solicitud de acceso a la información pública cursada por este diario a la Contraloría fue derivada a Palacio, pero allí tampoco dan respuesta.

A puerta cerrada

Pero las cosas no cuadran sobre el asesor de Castillo, que cuenta con denuncias policiales, y las mentiras tienen patas cortas. La Comisión de Inteligencia del Congreso citó para el lunes de esta semana al contralor Nelson Shack y allí se habló sobre este tema, según pudo confirmar Perú21 con fuentes presentes en la sesión reservada.

Según las fuentes, Shack dio a conocer a los parlamentarios de una “contradicción” sobre la situación “laboral” de Henry Shimabukuro. A inicios de abril, el órgano de control requirió a Palacio la documentación que sustente su vínculo laboral, así como la “necesidad de sus servicios”.

El contralor detalló, de acuerdo con las fuentes presentes, que desde el Despacho Presidencial se respondió que Shimabukuro “es personal de la Dirección Nacional de Inteligencia”, la DINI, por lo que su designación tendría carácter de secreto.

Sin embargo, lo informado desde el despacho de Castillo no guarda relación con la respuesta que vendría luego de la DINI de forma oficial.

“El secretario general de Palacio le ha respondido a la Contraloría que es personal de la DINI y eso, según la DINI, es mentira”, detalló una de las fuentes consultadas.

“El contralor dijo que la información que había en Palacio es que era un delegado de la DINI, y la información que dan de la DINI es ‘acá no trabaja’”, explicó otra fuente.

Hay gato encerrado

Sin duda, una de las dos instituciones ha mentido, y ello podría traer consecuencias legales a más de un funcionario del Gobierno a partir de ahora. La pregunta, entonces, se cae de madura: ¿si el trabajo que viene realizando Shimabukuro no tiene nada de irregular, por qué tanto misterio?

No obstante, en realidad ese nombre no es del todo nuevo para el actual jefe de la DINI, José Luis Fernández Latorre, quien no quiso responder para este informe.

Este diario ya había revelado que, el 15 de diciembre pasado, Shimabukuro acudió a Palacio de Gobierno en compañía de Fernández para reunirse directamente con el presidente Pedro Castillo. Ambos fueron registrados como parte de la DINI e ingresaron minutos antes de las nueve de la noche y salieron cerca de la medianoche.

Precisamente, fuentes bien informadas han detallado que la llegada de Shimabukuro a Palacio se remonta justamente por esas fechas, y que se le habría habilitado una oficina en el tercer piso, en la antigua Oficina de Protocolo.

De hecho, Panorama reveló hace poco un documento cursado por el propio Fernández el 21 de diciembre, donde acredita una “poligrafista en la oficina de coordinación de la DINI en Palacio”, y se pone a Shimabukuro como “colaborador”.

Pero, a pesar de lo evidente, la DINI insiste en cerrar filas con este misterioso sujeto; incluso ayer Gustavo Bobbio, jefe de Gabinete de la DINI, señaló a Perú21: “Lo único que podría decirte es que Henry Shimabukuro no labora acá con nosotros”.

Funcionarios de la Casa de Pizarro, cuyas identidades nos reservamos, han comentado que esta oficina —a la cual nadie más tendría acceso— no existía cuando se instaló el presente gobierno, y que ello ocurrió justamente con constantes visitas de Shimabukuro en diciembre.

¿Es usual que la DINI cuente con un “enlace” destacado en esta institución? No. El dos veces secretario general de Palacio de Gobierno y exministro del Interior, José Elice, remarcó que “lo usual es que el director nacional de Inteligencia se reúna periódicamente (y toda vez que sea necesario) con el presidente”.

“Nunca ha habido una oficina de la DINI en Palacio. Solo ha habido (y aún debe haber) un pequeño grupo de inteligencia de la Policía, que solo hace inteligencia básica (información de fuentes abiertas) para revisar a quienes ingresan”, mencionó.

El único que podría dar autorización para que todo esto se lleve adelante es el propio presidente Pedro Castillo. La pregunta es por qué.

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