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El billete de 100 billones de dólares

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Hasta la década pasada, el récord de las hiperinflaciones lo había marcado Alemania durante República de Weimar (1918-33). El país tenía que amortizar las abultadas deudas contraídas para financiar la Primera Guerra (1914-18) y, además, pagar en oro o moneda fuerte las reparaciones de guerra que le fijaron los vencedores, cuyo valor anual ascendía a un tercio de las exportaciones. Los pagos comenzaron en 1921 y como el presupuesto público no alcanzaba para hacer frente a ambos servicios de la deuda y reparaciones, el Bundesbank tomó el relevo: se hizo cargo de movilizar las divisas, emitiendo marcos para comprar monedas convertibles en el mercado. Pronto ocurrió lo que Lord Keynes había predicho en su crítica del Tratado de Versalles (1919) –en el libro Las consecuencias económicas de la paz–: tipo de cambio y precios se dispararon y Alemania entró en hiperinflación (1921-23). En cuestión de poco más de un año, el precio del pan pasó de 160 marcos a 200 doscientos mil millones. El tipo de cambio, que, en mayo de 1921, había estado en 90 marcos por dólar llegó, en noviembre 1923, a la friolera de 4 billones de marcos por dólar.
Pero el récord inflacionario alemán lo batió hace una década la república africana de Zimbabue, cuyo banco central, entre 2007 y 2009, se vio obligado a aumentar sucesivamente la denominación de su papel moneda hasta llegar al billete de 100 billones (trillón en inglés) de dólares (ver la foto en la web del diario); es decir, un 1 seguido de 14 ceros. En junio de 2008, el propietario de dicho billete podía comprar un dólar de EE.UU.; sin embargo, al final del año, era necesario entregar diez mil millones de unidades de dicho billete para comprar un dólar. En el transcurso, la moneda local fue repudiada por la población, que empezó a demandar pagos en monedas extranjeras convertibles en las compras.
Estas pocas líneas ilustran la gestión macroeconómica del dictador Robert Mugabe, fallecido el viernes, que rigió los destinos de este país durante tres décadas, desde la independencia hasta hace dos años, en que fue destituido; de luchador antiapartheid pasó a sátrapa depredador, cuyas expropiaciones de tierras y nacionalizaciones de empresas llevaron el nivel de vida a niveles muy por debajo de los del apartheid y a un éxodo de la cuarta parte de la población.
Mugabe es el verdadero maestro de Maduro. En 2018, el central venezolano emitió un nuevo bolívar en el que mochaba cinco ceros a los billetes anteriores. Haciendo la cuenta sin trampa, sin embargo, el tipo de cambio del dólar ha pasado de 100 bolívares en 2014 a dos mil millones de bolívares hoy, es decir, un 2 seguido de nueve ceros, y suma y ahí sigue.
La hiperinflación de Perú, siendo terrible, no llegó a estos estertores porque en 1990 se puso en marcha un plan de estabilización. La inflación máxima en 12 meses fue poco más de 10,000% y el billete de mayor denominación fue de un millón de intis. El premier Del Solar ha dicho recientemente que para mejorar la competitividad no basta con la estabilidad macroeconómica y el crecimiento sostenido de los últimos 20 años. En efecto, son el primer paso indefectible, pero hay que ganarse ambos cada día, sería un error suponer que son un derecho adquirido; no hace falta más que echar un vistazo atrás y alrededor.
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