[Opinión] Sandro Marcone: “La letra con palo no entra”

Según la Encuesta Nacional sobre Relaciones Sociales (ENARES 2019), el 68.9% de niñas y niños de 9 a 11 años de edad sufrió violencia psicológica o física en el hogar y el 66.2% en el entorno escolar. Menos del 2% ha recibido ayuda especializada. Estas cifras no incluyen el efecto de la pandemia, podemos esperar que empeoren.

Para la violencia escolar el Ministerio de Educación creó, en 2013, el SÍSEVE como una plataforma de orientación y reporte para la comunidad educativa. Los casos reportados en esa página web han aumentado entre 2022 y 2023 en 54%. Llama la atención que el número de casos (18,553) equivalga a menos del 1% de los estudiantes y que estando a pocos días del fin del año solo se han terminado de atender el 52% de los casos.

Es necesario que el SÍSEVE vaya más allá que solo los casos de violencia escolar y que sea más y mejor promocionado. Se deberían incluir en el monitoreo la prevalencia de dificultades de aprendizaje y los crecientes casos de depresión y ansiedad. Es fundamental una solución que atienda la escuela y el hogar e integre estrategias de detección, atención y prevención.

La buena noticia es que en la ley del presupuesto público 2024 se ha previsto y autorizado al gobierno nacional, los regionales y locales a financiar servicios psicopedagógicos, programas de salud mental y bienestar emocional.